Este fin de semana visité Pinar del Río, para
asistir a uno de esos encuentros profesionales rápidos, que resultan atractivos
por el disfrute de los maravillosos destellos de lo desconocido, que te
permiten los descansos entre sesiones.
Era mi primera visita a la tierra de los
mogotes, del aroma a tabaco y la música de ese inolvidable cubano que fue Polo
Montañez, con cuyas melodías aprendí a apreciar la grandeza de esa naturalidad
y amor a su terruño.
Dos cosas me asombraron de Pinar en mi breve
estancia, la primera, la calidez con que nos acogieron los anfitriones del Encuentro de Blogueros de la Región Occidental,
celebrado en el Palacio de Computación de esa ciudad. Lo segundo fue algo
curioso, hasta cómico pudiera decir.