
El acontecimiento ocurre dos veces en 12 meses, el 20 o 21 de marzo y el 22 o 23 de septiembre, períodos
en que los dos polos de la Tierra se encuentran
a igual distancia del Sol, incidiendo la luz de igual manera en ambas
latitudes: Norte y Sur.
Así, ocurre el cambio de estación
contraria en cada hemisferio, pues el Sol se sitúa en el plano del Ecuador
terrestre, coincidiendo el paralelo de declinación del Astro Rey y el Ecuador
celeste. Durante la primavera los días se van
alargando y las noches se hacen más cortas. La estación se extiende en el
hemisferio Norte desde marzo hasta cerca del 21 de junio en que ocurre el
solsticio de verano, mientras que en el Sur inicia en septiembre y culmina el
21 de diciembre.
En esta época aumentan gradualmente las temperaturas
y las horas de luz, aunque solo se aprecia en zonas de latitud media o alta. En las
regiones ecuatoriales por lo general existen dos estaciones, una seca y otra
húmeda, cada una con seis meses, y el día y la noche tienen casi la misma
duración: 12 horas.
Algunas tendencias
defienden que al comienzo de la primavera el organismo necesita una limpieza
tras los excesos cometidos durante el invierno, en que la alimentación es abundante
y rica en grasas, por ello se recomiendan las verduras, frutas y alimentos de
gusto amargo o agrio.
También se plantea que los
días del equinoccio eran los más importantes para los mayas, pues marcaban en
la primavera el ciclo de preparación de la tierra para la siembra y en septiembre,
la madurez del fruto del maíz listo para recolectarse.
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