miércoles, 21 de septiembre de 2016

¡Yo soy cubana, compay!

Hoy regreso sobre un tema del cual escribí hace casi un año, comentario que titulé Una pelea cubana ¿contra las barbies? El mismo abordaba mi preocupación por una tendencia creciente, que amenazaba con enraizarse entre los más pequeños de casa: la veneración por las producciones foráneas.

En aquella ocasión recibí la crítica de algunos lectores y el agradecimiento de muchos. Sin embargo, la muestra más bella de creatividad y de que cuando se quiere es posible hacer grandes cosas, me llegó a través de mi padre, de manos de Luis Octavio, artesano matancero al cual admiro, no solo por ser un fiel defensor de la cubanía, sino por contribuir con su obra a que las nuevas generaciones se identifiquen con ella.