martes, 25 de septiembre de 2018

Escuelas en Matanzas: Sin cara fea ante la reparación







Muchos dudaron que la escuela primaria Mariana Grajales comenzaría el presente curso escolar renovada. A quienes recorren este tramo del barrio la Playa, el ir y venir de obreros, desconchando las destruidas paredes del antiguo portalón, incluso, antes de concluir el anterior periodo lectivo, auguraba que la restauración sería cosa seria. 

Si bien desde el punto de vista organizativo todo quedó listo para recibir a los estudiantes el pasado 3 de septiembre, todavía el inmueble recibe remozamiento.
NECESARIAS MOLESTIAS
 Puertas adentro el proceso docente educativo fluye normalmente, solo algunos ruidos dejan ver el ajetreo constructivo. Aunque las molestias ocasionadas por el polvo pudieran ser mayores, estas se minimizan ante el empuje de las llamadas “madres combatientes”, que trapeador en mano, se afanan en eliminar hasta la última partícula. Asimismo las huellas dejadas por la lluvia de la noche anterior son borradas por quienes buscan mayor confort para sus hijos.
Verónica Celles Espinosa, alumna de sexto grado, confiesa haberse sorprendido al ver como los viejos baños cambiaron su imagen por una más agradable. “Ahora tenemos tazas y lavamanos nuevos, la escuela luce bonita, aun con la reparación”. Defienden ese mismo criterio Rocío Rodríguez Ros y Edianys Chil Osorio, quienes reconocen que “se caía el techo del comedor y las puertas y las ventanas también”.
Desde el 18 de mayo último comenzó aquí un proceso constructivo que comprende, durante este año, la reparación de baños, comedor y portalón, obras a las cuales se añadió una fosa.  A ello se sumará en 2019 la pintura y demás acciones.
Según explica la directora Mariela Tápanes Delgado, las labores fueron afectadas por las lluvias asociadas a la tormenta subtropical Alberto que mojaron la arena. Además de existir retrasos debido a la entrega tardía de materiales y la morosidad en la colocación del techo por parte de la Emcon, que impidió continuar en el tiempo requerido.
“Estuvimos paralizados casi un mes y medio por la falta de arena, cemento y polvo de piedra”, añade Yulién García Blanco, ejecutor de la obra e integrante de una brigada de trabajadores por cuenta propia que reconstruye la cocina comedor.
Aunque el centro no exhibe sus mejores galas, contrastan con las vetustas puertas y ventanas aun sin cambiar, las recién colocadas a través de un proyecto del Fondo Cubano de Bienes Culturales. También resaltan los vistosos baños y la nueva meseta.
“Eran necesarias estas acciones porque el portal presentaba peligro de derrumbe, los baños, la carpintería y las paredes mostraban un estado deplorable y la meseta de la cocina se hundía. Los maestros tenemos que ser celosos guardianes de la disciplina, las normas de protección y la organización escolar para que ningún niño se accidente”, añade Tápanes Delgado.
CON RETRASOS, TRANSITANDO EL CAMINO
Matanzas se encuentra entre las tres provincias más críticas con respecto al estado constructivo de las instalaciones docentes en el país, siendo los municipios más afectados Colón, Jovellanos, Cárdenas y la urbe yumurina. Ello se debe, en gran parte, a que los inmuebles permanecen ubicados en estructuras antiguas que exigen mantenimientos constantes y gran cantidad de recursos.
Estadísticas aportadas por la dirección provincial de Educación, muestran que de los 493 centros existentes en la provincia, 247 han sido evaluados, constructivamente, de bien, 162 de regular y 84 de mal.
Argumenta Noel García Tirse, subdirector económico de la mencionada institución que desde 2016 las autoridades gubernamentales indicaron priorizar a este sector dentro del presupuesto para realizar mantenimientos e inversiones, respondiendo asimismo a la estrategia nacional de que estos locales dispongan de las condiciones óptimas.
Así durante 2017 fueron asignados entre el uno por ciento de la contribución territorial y el plan de la economía, 15 776 000 pesos para acometer acciones en 74 colegios. Mientras que en 2018 se fijaron 13 729 100, para 64 escuelas, de los cuales se habían ejecutado hasta el 20 de septiembre, 7 855 500.
“Nos encontramos al 57,2% de lo previsto. Nos hemos retrasado debido a la entrada tardía de recursos como la carpintería, el galvanizado, las tuberías y conexiones hidrosanitarias, la pintura, las luminarias, entre otros”, señala el directivo.
“Tratamos de intervenir integralmente los locales, pero a veces se presentan urgencias en otros y debemos resolverlas. Hoy las mayores afectaciones son las filtraciones en las cubiertas, deficiencias hidrosanitarias y en la carpintería. Contratamos empresas estatales, cuentapropistas y cooperativas no agropecuarias”, aclara.  
Al igual que la Mariana Grajales, en la actualidad 63 centros en el territorio han iniciado el curso escolar de esta forma. Solo se previó que la Esbu Coco Peredo, de Colón no abriera sus puertas en septiembre, por lo que sus estudiantes fueron reubicados.
Convivir con las molestias que trae consigo la construcción tiene la cara fea, como solemos decir los cubanos. Mas, si quienes las sufren son niños y adolescentes. La magnitud de estas labores ha hecho imposible restringirlas al periodo vacacional y la violación de los términos previstos también ha conspirado contra la prontitud.
Maestros, directivos, profesores, padres y alumnos deben estar prestos a observar las medidas de seguridad y evitar accidentes, en pos de disfrutar los beneficios que el país reserva para asegurar una educación con confort y calidad.



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