Cultivar la artesanía desde sus más recónditos encantos,
asociada a lo utilitario, a lo bello, lo auténtico, lo cubano, a
partir del empleo y conservación de sus variadas técnicas, algunas más
ancestrales y rudimentarias, otras más contemporáneas, resulta todo un reto
para los artesanos matanceros en el contexto cultural actual.
Marcar pautas en una época, contar la
historia de una civilización, como tantas veces lo ha hecho una pieza,
confirman la relevancia de esta manifestación, que ha trascendido en el tiempo
como modo de expresión, utilidad y vida y que hoy con nuevas formas, hablan de
su rol en la representación cultural de la nación y la idiosincrasia.
Fundado en 1978, el Fondo Cubano de Bienes
Culturales (FCBC) responde al imperativo de promover y comercializar la obra de
los creadores inscritos en el Registro Nacional del Creador. Con una imagen
fresca y renovada, la
Filial Matanzas, radicada en Varadero, apuesta por mantenerse
en la preferencia del público nacional y foráneo.
Trabajar con eficiencia y productividad
constituye sello distintivo del centro. Bien los sabe Candelaria Llanes
Echavarría, secretaria del sindicato desde hace 26 años, quien asegura que “la
constancia de sus trabajadores, el cumplimiento de sus planes técnico
productivo” y ser una de las dependencias que más dividendos aporta a la Casa Matriz, así como
alcanzar la excelencia en otros indicadores económicos hayan convertido a la Filial Matanzas en
colectivo merecedor de la condición de Vanguardia Nacional por segundo año
consecutivo.
A LA VANGUARDIA EN EL
PAÍS
En la actualidad el FCBC comercializa con
alrededor de mil 200 artistas, de ellos casi la mitad son artesanos y el
resto artistas plásticos y de otras manifestaciones que laboran en el balneario
de Varadero, ofertando sus producciones en las cinco ferias y en los puntos de
venta de los hoteles.
Según explica Félix García Ruau, director
de la Filial Matanzas
del FCBC, “también contamos con personal prestando servicio en la Feria de la calle Dos de
Mayo en Matanzas, en Bacunayagua y en la Península de Zapata”.
Además, disponen de dos talleres propios,
uno de confecciones textiles que radica en la ciudad yumurina y cuyas
producciones van dirigidas al turismo nacional e internacional y otro de
cerámica que posee una tienda anexa. Encaminada a comercializar y certificar
la calidad de las obras artesanales y de las artes plásticas tenemos también
una red de galerías y puntos de venta”, añade García Ruau.
Recientemente, como parte de los esfuerzos
del FCBC por mejorar la imagen de sus recintos se desarrollaron un conjunto de
inversiones, las mayores ejecutadas por la institución a nivel nacional. “Se
reinauguró la feria Los Caneyes, en Varadero, para ello se destinó alrededor de
un millón de pesos en ambas monedas”, manifiesta el directivo.
Entre las novedades que propone el espacio
integrador de las Empresas Comercializadoras de la Cultura, figuran la
inauguración del ÁlbumKafé de la
EGREM, donde se comercializa discografía cubana, y la
apertura del Buró de la
Agencia de Viajes Paradiso.
RETOS, PROYECCIONES, ANHELOS…
Velar por la calidad y buen gusto en las
producciones, alejadas de la banalidad que imponen ciertos cánones que amenazan
con arraigarse en los cubanos y proponer ofertas con diseños atractivos y
precios asequibles todavía resultan metas pendientes.
“Es fácil observar que no hay productos
propios sobre todo en el caso de la artesanía, no así en las artes plásticas,
respaldadas por un movimiento interno. Aquí por ejemplo se venden producciones
de artistas de otras provincias, y viceversa, nosotros hemos tratado de dar
tratamiento a la problemática sin lograrlo. En la plástica conseguimos que lo
que entregamos no se parezcan a lo que quizás tienen otros mercados como el
cuentapropista, pues las obras que se comercializan en la red son elaboradas
por creadores miembros de las organizaciones artísticas y culturales cubanas,
con un aval y una trayectoria certificada. En el caso de la artesanía lo
tenemos pendiente.”
Para Omar Calistre, especialista del FCBC,
resulta necesario “ir a lo auténtico, para marcar la diferencia, a aquello que
hable de nuestra idiosincrasia o costumbres para poder mostrar realmente la
cultura cubana. Por una parte se instauran patrones que a veces son difíciles
de revertir, pero resulta imprescindible buscar lo mejor, que compita no solo
en el diseño sino también con el precio, porque a veces el turismo adquiere no
lo más creativo, sino lo barato y no siempre ambos elementos se corresponden”.
Jorge Alfonso García, director general del
FCBC, reconoce la valía de esta Filial a la vez que invita a replantarse su
razón de existir. “En la actualidad nosotros tenemos el reto de insernos en un
espacio de actualización del modelo económico cubano y hay que renovar nuestras
maneras de trabajar y acercarnos a los creadores, pues no somos la única
opción, están los trabajadores por cuenta propia y las cooperativas no
agropecuarias. Pienso que debemos signarnos por la calidad, porque si nos
asociamos a la mediocridad los proyectos son efímeros. El Fondo tiene la
responsabilidad de influir en el gusto estético de las personas, en ofrecer
productos utilitarios y decorativos que contribuyan a ennoblecer el alma de los
cubanos”.
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