Cada sábado es un reencuentro. Mientras esperan para entrar al
acogedor salón se saludan, recorren la salita contigua admirando la obra de
cada uno, buscando tal vez alguna imperfección o pensando en qué faltó por
decir sobre aquella muestra.
Son tan heterogéneos como las obras pendidas en las paredes, desprendidas
en ocasiones por puro capricho de la humedad; sin embargo, los enlaza un
interés en común: la pasión por el diseño.
Conversar con alguno no deja margen a la equivocación. Detrás de
la admiración por el descubrimiento de un mundo visual, de los principios que
te ayudan a comprenderlo, e incluso a aventurarte a retarlo con tus propias
creaciones, aflora una y otra vez el nombre del artífice de tantos
conocimientos: Rolando Estévez Jordán.
Su trayectoria
profesional lo avala. Ha sido diseñador principal de
Ediciones Vigía, ha trabajado el diseño de escenografía, vestuario y luces. Es
merecedor de incontables lauros como los Premio del Salón Roberto Diago,
Premio UNEAC y Premio Nacional de Diseño del Libro, entre otros. Sus obras han
sido expuestas en el Museo de Arte de la Universidad de Missouri y en el Museo
de Arte Moderno de Nueva York.
También, y como si nada escapara a su inquieta
naturaleza, ha impartido cursos en prestigiosos centros entre los que figuran la
Universidad Internacional de La Florida, la Universidad
de Boston y Ediciones Vigía. Y puede ser esta, posiblemente, su faceta menos
conocida. Mas para él el magisterio es parte indisoluble de su existencia.
“No sé qué sería mi vida si no enseño lo que sé”, me dice y
seguidamente añade: “Lo poco que saben los seres humanos deberían enseñarlo, así
otros aprenden de tus equivocaciones y triunfos”.
Fue siguiendo sus convicciones que hace 17 años cuando Luis
Octavio Hernández, entonces presidente de la Filial, lo convidó a impartir un
curso de Diseño, aceptó y desde ese momento se han convertido sus clases en uno
de los espacios de superación más significativos organizados por la ACAA.
Cualquiera de los alumnos puede confirmarlo. Tal es el caso de
Yadiel Nodal, periodista y profesor de la Universidad de Matanzas, quien
explica: “Además de resultar un punto de partida para adentrarnos en el diseño,
aprender a utilizar los códigos visuales y brindarnos herramientas para
trabajar con diferentes materiales, sus clases resultan muy dinámicas porque es
capaz de trasmitirte conocimientos de cultura, literatura y religión”.
“Tampoco deja de sorprendernos porque nos invita a mirar la
ciudad desde otra perspectiva, así lo mismo podemos recibir la teoría desde la
Ermita de Monserrate o el Castillo de San Severino”, amplía.
“Puesto que a vivir se viene, pues que donde se enseñe, se
enseñe a conocer la vida”, es el pensamiento martiano en el cual se inspiran sus lecciones.
“Se aprende de todo, incluso de un atardecer. A veces les digo
no vamos a dar la clase aquí y salimos para la calle Río o La Marina y eso los
va “enganchando” con un sentido de la visualidad pues Matanzas posee una
visualidad espléndida y a veces la gente no sabe mirarla”.
Aunque su metodología no resulta esquemática, la asignatura
Diseño Básico se distribuye en cinco carpetas. Así es posible debatir sobre
relaciones figura fondo, composición y estructura, diseño estructural a partir
del color, color y espacio.
Asimismo desempeña un rol fundamental la crítica, pues una vez
orientada la tarea en el encuentro anterior se someten a este ejercicio en el
siguiente, señalando lo que les gusta o no de la propuesta traída por sus
compañeros.
De igual forma pone empeño en brindar una atención personalizada
a cada discípulo: “Te das cuenta de sus diferencias y debes exigirle
individualmente. Se personifica el colectivo y divide en tantas partes como
personas hay. Son 50, pero cada uno tiene un nombre y un propósito. Conozco a
quién debo exigirle mucho, al que no le puedo exigir tanto y al que viene
porque necesita el título o quiere decorar su casa”.
Por eso no resulta inusual encontrar exposiciones como la de
final de curso en las paredes de la ACAA. “La enseñanza artística es una
responsabilidad de cualquier artista con la permanencia de la obra predecesora.
Enseñar fue lo mismo que hizo conmigo Pepe Fundora, Agustín Drake, Marisol
Trujillo y algo de ellos hay en mis clases”.
“He impartido otros cursos de Escenografía y Collage y ese
ejercicio me ha ayudado a mantenerme despierto, a nutrirme de los jóvenes. Yo
aprendo más aunque mi propósito sea que ellos aprendan”.
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