“Regularmente la placita está
surtida, pero a veces escasean productos. La calidad se corresponde con los
precios, pues se le hace una valoración a la mercancía y luego la sacan a un
costo equivalente a su estado”, dice la yumurina María Rodríguez Santana,
mientras espera su turno en la cola para adquirir los alimentos en el Mercado
Agropecuario Estatal (Mae) El Oeste, de la calle de Manzano, en esta ciudad.
A pocos kilómetros de allí,
en el Mae La campiña, Minerva Aguiar Montes de Oca explica: “Todavía no se ve
la papa en las tarimas. Sin embargo, han bajado los precios en los
establecimientos estatales, y por ejemplo el guagüí, que antes no se
encontraba, ahora aparece con frecuencia y barato”.
Es martes en la mañana y la
mayoría de los Mae que visitó nuestro equipo se encuentran surtidos, en
relación con periodos anteriores; aunque es bien temprano y todavía no
existe mucha demanda de la población, en los mostradores y tarimas pueden
observarse viandas, frutas y ensaladas, estas dos últimas con menor presencia.
Desde hace poco más de un
mes, se ejecutan acciones supervisadas por el Consejo de la Administración
Provincial, para regular los precios y llevar hasta las conocidas placitas
diversidad de producciones que satisfagan las necesidades de la población,
medida que ha dado un vuelco al panorama existente en estos establecimientos,
para acercar los alimentos a la mesa del cubano y frenar los excesivos costos
que exigía el mercado no estatal en su oferta.
A raíz de estas disposiciones
que adoptan prácticas para elevar la producción, establecer importes máximos a
los alimentos, reevaluar la contratación y reorganizar el sistema de
comercialización, un avance se observa en esas unidades, al menos las
visitadas, en las cuales se respetan los precios instaurados y se trata de
diversificar la presencia de frutas, vegetales y viandas en las tarimas. Sin
embargo, todavía persisten inconformidades…
REALIDADES…
En el Mae Armando Mestre,
Caridad Marrero Vázquez se prepara para hacer las compras de la semana.
Confiesa que hoy el agro no está como en otras ocasiones, al mismo tiempo que
se queja por la pésima calidad del tomate y la escasez de ensaladas. Por
su parte, Nancy Díaz Granda, cliente del propio establecimiento añade: “Lo que
más falta es el boniato, la yuca y la malanga. La placita está prácticamente
vacía. El tomate se ve muy pequeño y aunque tiene un precio diferenciado, en la
esquina hay un solo carretillero y los tiene más grandes, a 10 pesos. Los
plátanos también se encuentran muy maltratados”.
Explica Luis Monet Miranda,
administrador del Mae Armando Mestre, que aunque la unidad se surte con
frecuencia y se ve diversidad de producciones, algunas como el boniato
escasean, “este último no entra desde el 2 de marzo, fecha en que recibimos 621
libras, y estamos a 22. La malanga llegó el 18 de marzo, sin presencia en todo
el mes.
“La calidad se corresponde
con los precios, para ello se dividen en tres categorías y a partir de ahí se
fija un costo. El plátano que tenemos en oferta ahora es de tercera, por eso
cuesta 80 centavos”, agrega el directivo.
Cerca de allí, en el Mae El
Bosque, las opiniones son disímiles. Si bien clientes como María Luisa García
Pérez opinan que la calidad de la frutabomba y la calabaza no es la óptima, y
que existe desabastecimiento con respecto a las viandas, otros como Xiomara
García Pérez expresan que “aunque se ve poco la papa, la oferta es buena y se
ajusta a los importes”.
“Hasta ahora se ha mantenido
estable la vianda, los vegetales, hortalizas y granos y aunque hemos tenido
dificultades con el boniato, también lo hemos vendido; incluso hasta ofertamos
papa en siete oportunidades, aún sin satisfacer la demanda”, explica Pascual
Cabana Cárdenas, administrador de El Bosque.
Por su parte, vecinos del Mae
El Esfuerzo, de la Emsuna, reclaman una mayor presencia de los vegetales. A lo
que explica su dependiente, Oscar Álvarez Díaz, que “en esta unidad es muy baja
la demanda de vegetales, pues al contar con tres organopónicos cerca, a veces
la ofertamos y no tiene salida. Con respecto a las viandas solo tenemos
calabaza y guagüí”.
EN LA PUNTA DE LA
CADENA: ACOPIO
La Empresa Municipal de
Acopio resulta la encargada de trasladar las producciones desde el campo hasta
los 44 Mae existentes en el territorio. Asegura su directora, Yoselín Rodríguez
Gómez, que este devino un año malo para algunos cultivos debido a las
inclemencias del tiempo, pues en el último trimestre del año no hizo frío y la
lluvia en enero y febrero ha causado grandes estragos, y por ende en la
producción y comercialización.
“Se han replanteado cultivos
y según se rescaten se llevarán hasta los mercados. Los gestores han ayudado a
fortalecer la producción. En los puntos de compra se recepciona y luego se
procede a la distribución. Hoy tenemos un sistema que establece los días de
recogida.
“No obstante, en las
cooperativas donde los productores tributan al punto, si llegan otros cultivos,
lo comunican a cada dirección y se recogen, para que no se estanquen en el
campo. Influye también el establecimiento de un precio máximo, pues los
productores se ven obligado a pactar con Acopio”.
Si bien mucho se ha avanzado
en este sentido y la entidad contrata entre el 70 y 80 por ciento de lo
sembrado, durante el primer trimestre se incumple en la entrega, pues las
condiciones climatológicas impidieron el pleno desarrollo de los cultivos,
situación que trata de revertirse en la actualidad, siendo los más afectados el
tomate, boniato y frijol.
Más allá de los
cuestionamientos asociados al surtido y si bien este primer trimestre no ha
sido satisfactorio para la agricultura, la seriedad en el abastecimiento de los
Mae, puntos más cercanos a la población, debe continuar siendo prioridad para Acopio,
entidad que recupera su reputación, luego de años de tropiezos.
Resulta evidente que todavía
los niveles productivos no han logrado una estabilidad que permita satisfacer
la demanda de los yumurinos, y que aún algunas formas de comercialización, como
los carretilleros, no respetan los precios regulados, sin embargo, se percibe
un progreso en lo que se exhibe en las tarimas, aunque a veces la calidad no es
la óptima.
Mantener la correspondencia
entre calidad y precios, garantizar la variedad de ofertas en las tarimas y
velar porque las producciones tengan cada vez un camino más estrecho entre el
surco y la mesa han de ser prioridades que observar a diario, pues ya está
demostrado que no basta con producir más, si estas no toman el recorrido
correcto: el plato de los yumurinos.
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