miércoles, 14 de noviembre de 2018

Juntos hacemos Cuba


Luego de tres meses de intensos debates hoy culmina en todo el país el proceso de consulta popular, iniciado el pasado 13 de agosto, con vistas a la reforma constitucional que durante el mes de febrero se desa­rrollará en la Isla.
Al menos en una ocasión, cada cubano ha tenido la oportunidad de expresar con total libertad y sinceridad sus opiniones para en­riquecer el proyecto de carta mag­na. Así, desde las propuestas, dudas o modificaciones suscitadas, nos hemos insertado en la construcción de una ley parecida a la realidad que hoy vivimos.

Ideas renovadoras y acordes con los nuevos tiempos y puntos de vista diversos en torno a un mismo asunto han sido defendidos por quienes han acudido a la cita. Necesario resulta destacar la mentalidad abier­ta y la responsabilidad con la que se ha acogido el proceso y que incluye a los pro­pios organizadores y a los participantes.
Si profundizamos en nuestra historia constitucional, no sería pretensioso catalogarlo de único, pues si bien la consulta efectuada en 1975 previa a la reforma del 76 marca un precedente, la que recién concluye, desde su propia concepción, ha sido su­perior en organización, número de participantes y en el aporte de la población.
Datos revelados por el Centro Nacional de Procesamiento, a tan solo dos semanas de su culminación, lo confirmaban.  Más de 7 370 160 de personas habían acudido a las 111 800 reuniones efectuadas en colectivos laborales y comunidades hasta esa fecha.
También emitieron sus criterios colaboradores y cubanos residentes en el exterior, así como los acreditados en las misiones di­plomáticas fuera de la nación, singularidad de este proceso y expresión de que se aproxi­ma un cambio constitucional apoyado y legitimado por la aportación directa del pueblo.
Si hay algo que resulta imprescindible destacar es la participación. Ello se manifestó desde el interés generado por los iniciales debates en la Asamblea Nacional hasta el agotamiento de los casi 2 000 000 de tabloides distribuidos, siendo el material que más rápido se ha vendido en la historia de Correos de Cuba.
Durante esta etapa no hemos sido mudos participantes en un acto formal, sino que se ha estudiado con detenimiento el material, tanto en formato digital como impreso, con el ánimo de contribuir y perfeccionar. El resultado se ha visto en la diversidad de criterios publicados por nuestros medios de comunicación. 
Según expresó Homero Acosta Delgado, secretario de la Asamblea Nacional del Po­der Popular, a través de este proceso es po­sible palpar la voluntad popular, y aunque todas las opiniones se tendrán en cuenta no todas se incorporarán debido a su propio ca­rácter contradictorio. Sin embargo, las excluidas servirán de base para las futuras modificaciones legislativas.
Si bien la consulta constituye parte me­dular de la posterior elaboración de la carta magna, paralelo a ella se ha desarrollado el procesamiento de cada una de las intervenciones, paso vital que permite reflejar la sa­biduría popular en la ley de leyes. 
De ahí que las estadísticas muestren co­mo los artículos con mayor cantidad de in­tervenciones los referidos al matrimonio (68), la edad del presidente, los pe­riodos de mandato y la forma de elección (121 y 122); el papel del trabajo en la sociedad (31), el gobernador pro­­vincial y la forma en que se elige (170), la vivienda digna (82) y el trabajo y su remuneración (31).
Reseña el sitio digital Cubadebate que de los 755 párrafos que contempla el texto, so­lo ocho no han sido objeto de propuestas de modificación, adición, eliminación o duda.
“No se trata solo de hacer un análisis cuan­titativo, sino cualitativo; porque todo lo que robustezca el texto tiene validez”, señaló  Homero Acosta durante el programa Hacemos Cuba, a la vez que ejemplificó que “hay propuestas hechas por una sola persona –y son varias–, a las cuales también se les ha asignado un número de clasificación, porque todas las opiniones tienen el mis­mo valor, las proponga un ciudadano o cien­tos.
“Sin vanidad, podemos afirmar que estamos ante un ejercicio único y democrático, de real y efectiva democracia”, sintetizó.
Para Cuba se plantea un cambio constitucional único, en el que cada uno de nosotros se convirtió en constituyente, buena señal de que vivimos en una democracia participativa, en la que juntos hacemos Cuba.  

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