lunes, 15 de diciembre de 2014

¡Arrímate al alacrán… que te puede salvar!



“A mí me gusta mucho trabajar con escorpiones”, me dijo sin ningún protocolo. Con cierto temor de inexperta quedé anonadada ante la firmeza de la joven, que quizás notó en mi rostro el susto y muy desinhibida me confesó: “cuando empecé les tenía pánico, pues no conocía sobre ellos, solo que picaban. Con el tiempo aprendí lo necesario y en realidad me ha servido para definir lo que quisiera ser en el futuro, ingeniera industrial, porque me emociona extraer la toxina al alacrán en las máquinas y elaborar el compuesto”, refiere Aleandra Évora López.

“Es un proceso muy dinámico en el que aprendemos a cazarlos. Como medidas de seguridad siempre utilizamos las batas y la manipulación la hacemos con pinzas y por la cola para que no se escapen”, alega María Carla Quintana Lister.
Ambas cardenenses cursan el onceno grado en el Instituto Preuniversitario de Ciencias Exactas (IPVCE) Carlos Marx, y desde hace más de un año se encuentran vinculadas a la Sociedad Científica Toxina del Alacrán, perteneciente al Grupo Empresarial Labiofam. Aquí funcionan más de una veintena de sociedades científicas, mediante las cuales se potencia la formación vocacional con resultados positivos.
ESCORPIONARIO… EL MUNDO DE LOS DEPREDADORES
Al Escorpionario, enclavado en el propio centro docente, asisten estudiantes de décimo y onceno grado, los martes en las tardes con una frecuencia quincenal para aprender mediante la combinación de conferencias y clases prácticas sobre el mundo de los pequeños depredadores. Ayudan además en la extracción de la toxina del alacrán, empleada en la elaboración del Vidatox 30 CH, medicamento de propiedades anticancerígenas y analgésicas, fabricado por Labiofam.
Sobre las bondades que ofrecen las toxinas del alacrán esclarece la licenciada en Biología y Máster en Medio Ambiente Yenisleydis Vega Leonardo, “en ellas existe una proteína de bajo peso molecular que ataca a las células tumorales, conocido esto inició un proceso de investigación que se lleva a cabo en el Grupo Empresarial”.
Entre el conjunto de grandes estantes, en cuyo interior aparecen los envases donde se resguardan los arácnidos, pulcramente organizados por fecha de entrada y lugar de procedencia, se puede encontrar a Saúl Michel Santana Sánchez, el especialista principal de la unidad quien explica que “el manejo inicia con la micro localización de la especie en las zonas de captura en el litoral norte de Bacunayagua y en Arroyo La Vieja. Mediante estudios se conoce la cantidad de individuos y calculamos cuantos podemos extraer para no sobreexplotar el lugar”.
Una vez en el Escorpionario pasan al área de recepción y cuarentena donde se separan y observan que no posean ninguna enfermedad. Posterior a eso van al área de cría donde le realizan una historia clínica. Este será su hogar durante casi dos años, periodo en el que los ordeñan entre 21 y 22 veces. Al término del proceso son devueltos a su hábitat y les continúa el seguimiento. 
“Al ejemplar sano le efectuamos el proceso de extracción de la toxina mediante pequeños estímulos eléctricos, la cual se deposita en un frasco con agua destilada, cuyo contenido es enviado hacia La Habana para continuar el procedimiento. Son alimentados como mínimo en dos ocasiones por semana. Aquí se cuidan bien pues se trata de asemejar las condiciones a las de su medio natural”, añade el especialista.
Explica también que “aprovechamos la presencia de los estudiantes para incentivarlos hacia las carreras científicas e instruirlos en el manejo y conocimiento acerca de la especie”.  Para Yosier Landín Gamazo, director general del IPVCE, “las sociedades han contribuido a la formación de los alumnos y su vinculación a proyectos investigativos importantes. Como parte del modelo de formación se ha logrado un enlace con los organismos ligados a la docencia que facilita la labor de orientación vocacional”.
Así como Aleandra, muchos son los jóvenes que encuentran su vocación en las ciencias, además de sentir la utilidad de su labor. “Me gustaría ser bioquímica y esa carrera guarda relación con lo que hago aquí, que además me hace sentir realizada porque doy mi aporte a la lucha contra el cáncer”, concluye María Carla.

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