martes, 9 de diciembre de 2014

Educación en Cuba: cuestión de derechos



Cada 1 de septiembre era de fiesta en la casa. Aun cuando todavía la nostalgia por las vacaciones quedaba suspendida y cierto deseo de volver el tiempo atrás me embargaba, siempre adoraba que llegara el inicio del curso escolar, que en toda Cuba es una fiesta.
Desde el día anterior mi madre se afanaba en terminar a tiempo el arreglo de los uniformes, en organizar la mochila, lavar los zapatos y dejar todo en orden para que el primer día de septiembre nada saliera mal.

El nerviosismo casi no me dejaba dormir la noche antes. Volver a ver a los amigos de la escuela, conocer a la maestra, recibir los nuevos libros, familiarizarme con el aula y retornar a sentarme en el pupitre, simples acciones que realizan todos los niños del archipiélago, se convertían en grandes acontecimientos para esta cubanita que empezaba a vivir.
Con el paso de los años, aunque el ritual septembrino continúo, mis abuelos lo matizaban con una frase que al principio no entendía mucho y que solo alcancé a comprender en toda su magnitud en la medida en que aprendí el significado de aquellas palabras. “Estudiar es un privilegio reservado a muy pocos en el mundo”, me advertían, recordando tal vez sus años mozos en los que aprender a leer y a escribir constituía todo un lujo.
Entonces, “Cuba se sumía en un profundo dolor, nos acostábamos con un pan en la barriga y la mayoría no terminábamos las lecciones para alfabetizarnos”, me retrataban, como si quisieran que nunca lo olvidara, el triste cuadro de los hijos de esta Isla, antes del 1 de enero de 1959.
“Después todo cambió, los primeros pasos los dio Fidel con la Campaña de Alfabetización en 1961, al lograr movilizar a miles de maestros voluntarios que llevaron la luz de la enseñanza a cada rinconcito, por muy intrincado que fuera, y nos convertimos así en el primer país alfabetizado de América Latina”, me contaban.
Luego pude percatarme por mi misma de que los logros alcanzados por mi país en materia de educación, pueden compararse con los de cualquier país desarrollado del mundo, aun con limitaciones económica y el peso de un bloqueo que se extiende por más de medio siglo y que constituye, por más que se empeñe el gobierno norteamericano en camuflarlo, la más flagrante violación a los derechos humanos a todo un pueblo. 
Garantizar la erradicación del analfabetismo y extender los servicios educacionales de forma gratuita hasta las más apartadas geografías, son a grandes rasgos los principales logros de nuestro sistema de educación.
Igualmente sobresalen los lauros en la atención y educación de la primera infancia, la enseñanza primaria universal, la obtención de competencias básicas a través del progreso en el sistema educativo, la alfabetización de los adultos, la paridad e igualdad de género y la calidad de la educación.
El  director de la Oficina regional de Cultura para América Latina y el Caribe de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Herman van Hooff, reconoció que Cuba tiene una posición reconocida a nivel mundial con altos índices de implementación de los objetivos de la Educación para todos y que la UNESCO está complacida con los logros de Cuba en la educación y mencionó algunas áreas destacadas en Cuba como la atención primaria infantil, a través del programa Educa a tu hijo, la enseñanza elemental primaria y la reconocida campaña de alfabetización.
De igual manera el estudio destacó que Cuba es el país de América Latina y el Caribe con mayor índice en el Desarrollo de la Educación, indicador que permite una evaluación global del sistema de enseñanza en cuanto a la calidad, la primera infancia, la primaria, los jóvenes, la alfabetización de los adultos y la paridad entre los sexos.

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