Para Ana el sufrimiento se repetía
mes tras mes. Cuando arribaban esos días quería que la tierra se la tragara;
perdía los deseos de trabajar, de hablar, de reír. La llegada de su periodo
menstrual le recordaba que esa vez tampoco había sido, que el bebé tan deseado
no crecía en su interior y el tiempo avanzaba, ya no era una jovencita…
Solo se atrevía a comentarlo con
las amigas más cercanas, ellas le aconsejaban ir al médico; pero Ana tenía
miedo. ¿Y si le diagnosticaban algún problema sin solución? ¿Cómo decirle a
Javier que tenía que hacerse análisis? Un día reunió el valor y se desahogó con
él, le pidió que buscaran ayuda. Para su sorpresa le contestó: “mañana mismo
vamos”. Ambos querían un hijo, sería un camino difícil pero necesario para que la
familia creciera.
HISTORIAS
QUE CONFLUYEN
En la consulta de infertilidad del
Hospital Materno Provincial Julio Alfonso Medina, de Matanzas, confluyen
historias disímiles pero todas con un punto en común: el deseo de superar
padecimientos que impiden lograr un embarazo o llevarlo a término. Dayami, de
39 años y natural de Perico, refiere: “Hace dos años que me atiendo aquí; me hicieron
la prueba del periodo menstrual, la laparoscopia, la destupición de las trompas.
Yo me cuidaba porque tenía problemas personales y cuando quise tener un bebé
presenté trastornos hormonales. Vine y, gracias a un tratamiento que me
pusieron, logré tener estabilidad en el proceso de ovulación”. Afirma también
que los beneficios de la atención se extienden más allá de lo físico pues la
ayuda psicológica le ha sido muy útil.
Lisvenia González Viera, de 33
años y residente en Matanzas, relata su experiencia al tiempo que agradece la
alternativa que la medicina cubana le ha dado: “Llevo cinco años atendiéndome. Ya
me sometí a muchos exámenes, pero es un
proceso complejo y requiere paciencia. Después de varios análisis me operé de
las trompas pues las tenía obstruidas por adherencias. Ahora estoy esperando para ver si he
evolucionado”.
Osvaldo González y Madelaine Lara
son de Santa Cruz del Norte y, luego de cinco años de relación y de dos de
intentar tener un hijo, decidieron asistir a la consulta. “Ya nos hemos
realizado análisis y aguardamos los resultados. Creo que esta constituye una
puerta abierta para quienes deseamos ser padres y no podemos”, explica ella, a
lo que su esposo agrega que, aunque la atención es muy buena, “deben mejorarse
las condiciones de los lugares para hacerse las pruebas; como por ejemplo el
espermograma, no hay un sitio destinado para ello, y donde se realiza existen
malas condiciones higiénicas”.
DE
CAUSAS Y SOLUCIONES
En Matanzas el porcentaje de
parejas en edad fértil que visitan esta consulta resulta elevado. Al respecto
explica Ángel Puig Vega, especialista de primer grado en Medicina General
Integral y vicedirector de la institución, que “entre los factores que más
provocan infertilidad en las mujeres se encuentra el tubárico (obstrucción de
las trompas) debido a que recurrieron, durante la vida fértil, a abortos,
legrados o dispositivos intrauterinos.
“La segunda causa radica en los
trastornos ováricos. En relación con ello se aprobó por resolución que la mujer
menor de 42 años que no logre ovular a pesar de múltiples tratamientos puede
someterse a la ovo donación (donación de óvulos). Ello brinda otra oportunidad
a quienes presentan la reserva ovárica comprometida. Años atrás la que no tenía
trompas o las poseía obstruidas no contaba con posibilidades de quedar
embarazada.”
Enfatiza el especialista que en el
país existe una red nacional de consulta de infertilidad, rectorada en La Habana, donde se especifica
y valora cada caso. A nivel municipal se creó una similar que remite al
Hospital Materno donde radica la
Consulta de Infertilidad Provincial; esta constituye el nivel
secundario y la atienden tres doctores que clasifican los casos atendiendo a
los antecedentes. Si allí no tienen solución se remiten al Hospital Gineco –
Obstétrico Ramón González Coro.
Sin dudas, esta resulta una opción
valiosa para muchas familias que buscan tener hijos y precisan de apoyo médico
en ese proceso. Lograr una atención cada vez más integral, que haga sentir
cómodos a los pacientes y alcance altos índices de efectividad, debe ser la
meta.
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