Por Jessica Acevedo y Miriam Velázquez
Fotos: Abel López Montes de Oca
Durante los últimos
años, la Enseñanza
Técnico- Profesional (ETP) se ha reconfigurado en el país con
el propósito de hacer coincidir la formación de los jóvenes con las necesidades
de fuerza de trabajo presentes en sus territorios. En función de ello se ha
diseñado, además, el proceso docente educativo.
Es así que la clase práctica se
potencia como elemento fundamental dentro de la preparación de los futuros
técnicos medios y obreros calificados, en la que las aulas anexas —escenarios
pedagógicos insertados en las entidades—, constituyen pilares básicos. Para que esos espacios donde los estudiantes se
familiarizan con los procesos productivos cumplan su finalidad, no puede fallar
el vínculo entre las escuelas y los centros laborales, los que deberán apoyar
con sus especialistas, recursos y tecnologías. Al cabo de cinco cursos de
introducirse las transformaciones en la
ETP, ¿cómo se comporta el tema?
AULAS ANEXAS: CUESTIONES PENDIENTES
Septiembre de 2013. Inicia el curso
escolar en el Instituto Politécnico Leonor Pérez Cabrera, de Pedro Betancourt.
Allí, poco más de 200 alumnos se alistan para formarse en 12 especialidades:
los de Contabilidad como técnicos medio; como obreros calificados los de
Instalaciones eléctricas, Mecánico de la industria agropecuaria,
Instalaciones hidráulicas, Carpintería, Agropecuaria y Albañilería.
Se suman las recién incorporadas: Servicio
de belleza, Electricista de vehículo automotor, Enseres menores, Confección
textil y Elaboración de alimentos. También conviven en el plantel los que aprenden
oficios. Para su formación el centro necesita ocho aulas anexas, las cuales constituyen
vías para suplir el déficit de base material de estudio, pero, se requiere de
los especialistas, quienes dominan la práctica.
“Al principio no teníamos la plantilla
completa, tuvimos dificultad con la contratación a expertos. Nos faltaban 17
profesores, pero buscamos alternativas y ya hemos ido supliendo las carencias”,
explica Yonel Estrada Ramírez, director del centro. Según resume Mariela Traba
Ferrales, quien atiende la ETP
en la Dirección Municipal
de Educación “el problema está en la inserción de las entidades en la escuela.
Existen deficiencias en la asistencia a los puestos de dirección y en el
chequeo de los convenios”.
Ello evidencia que pese a la
importancia de la correcta formación de los alumnos para el avance económico de
la región, aún quedan sectores sin asumir el compromiso de preparar al relevo. Se
agrega como otra dificultad en el funcionamiento de las aulas anexas que no
todas tienen los medios de aprendizaje imprescindibles.
“Hay insuficiencias materiales en
cuanto a las herramientas que se necesitan, por eso en muchas ocasiones se
explican los contenidos teóricos y luego se enseñan de forma digital los
utensilios que deben emplear”, expresa Pedro Santana Valdés, profesor de
Instalaciones Hidráulicas.
Igualmente la capacitación a quienes
de forma responsable asumieron la docencia, precisa mayor atención. Resulta
esencial la integridad de maestros y tutores en aras de garantizar una
formación plena.
APOYO Y CONCILIACIÓN
Dariel Vertiz Marrero y Nelson Mesa
Enríquez cursan primer año de la especialidad de Enseres menores. Según ellos
reciben el apoyo de los técnicos en los talleres donde realizan sus prácticas y
aspiran a culminar con los conocimientos suficientes para reparar y mantener
los equipos electrodomésticos. Puede que cuando concluyan logren incorporarse a
una de estas entidades, aunque el politécnico también los prepara para sumarse
al sector no estatal, como nueva forma de desarrollo económico.
De cualquier manera correrían mejor
suerte que algunos graduados en otras especialidades en cursos anteriores,
quienes debido a la inexistencia de plazas resultaron reubicados en labores
ajenas a su perfil. Ello indica que no existe coherencia entre los obreros
preparados y la demanda de los organismos.
Coralia Sarmiento Iglesias,
subdirectora del Departamento de Empleo en la Dirección Municipal
de Trabajo, explica que toca a los organismos demandar la fuerza laboral que necesitan.
Para ello deben tener en cuenta el número de plazas vacantes y los jubilados.
Si no planifican correctamente dicha demanda, entonces los egresados son
reorientados. El año pasado existieron dificultades con las graduaciones de
Electricidad y Confección Textil, ofertándoles otras ocupaciones.
Influyen en las decisiones las
escasas oportunidades de empleo existentes en el territorio, netamente agrícola.
Aun así no resulta justo invertir recursos y tiempo en la formación de esos
jóvenes y que una vez graduados sean insertados en otras labores. Evidentemente
reforzar los estudios de revisión de
plazas, capacitar a quienes deben realizarlos y evaluar la factibilidad de formar
obreros en esferas más necesarias pudieran devenir alternativas eficaces.
Un panorama diferente para los
futuros contadores se vislumbra. Según cuenta María Teresa Delgado Bachiller, profesora
de vasta experiencia, “esta cátedra cuenta con los recursos para formar un
técnico competente, la interrelación de los alumnos con la Asociación Nacional
de Economistas y Contadores del territorio ha fortalecido la motivación de los
estudiantes. Priorizamos durante sus prácticas laborales el vínculo con
entidades del municipio y en las tareas integradoras abordamos temas que se
corresponden con la política económica actual del país”.
Y es que de eso se trata, de lograr
una proyección adecuada en todos los sentidos. La ETP requiere de una labor
conjunta para consolidarse. De la preocupación y el concurso de los diferentes
factores depende que estos jóvenes se gradúen con las habilidades y
conocimientos requeridos y a tono con las exigencias de cada territorio.
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