Con su morada en el mismo centro de la urbe,
la matancera Odalys Acosta Linares sufre las consecuencias indeseables de una
fosa desbordada. Desde mediados de septiembre, la enfermera solicitó los
servicios de higienización en la Oficina Comercial de la calle Daoiz, pues conoce
las secuelas que puede ocasionar el foco contaminante.
“En este pasillo hay niños pequeños y el
depósito se mantiene todo el día destilando, eso trae consigo mosquitos,
ratones, cucarachas e insectos que pueden incitar una enfermedad y propagarla,
como es el caso de la leptospirosis”, añade Acosta Linares.
A pocas casas de allí, en Medio entre
Jovellanos y Ayuntamiento, la situación se repite. Elsa Alfonso Verdecia
reportó su vertimiento desde el 3 de junio. Tras haber solucionado el problema
por cuenta propia, cedió la solicitud, previamente pagada, a su vecino Roberto
González Cuesta, quien padece similar contratiempo.
Tras larga espera, finalmente, los moradores
de ambas viviendas recibieron la visita de los operarios de la Empresa de Acueductos y
Alcantarillados (EAA), quienes manifestaron que en ambos casos no podían
proceder a la limpieza de las fosas, pues se encontraban en estado sólido y la entidad
solo se encarga de los residuales líquidos.
A muchos pudiera parecer contradictoria la
situación, pero según explica Yosvany Rubí, director de la EAA, “los beneficiarios son
los máximos responsables de velar por las condiciones constructivas y la
recogida de los desechos sólidos”.
Aun cuando los afectados no pudieron
satisfacer sus expectativas, debido además, al deficiente estado constructivo
en que se encuentran sus fosas, producto a incompletas reparaciones realizadas
allí, lamentan la morosidad en la atención, que quizás les hubiera permitido
erradicar el inconveniente con mayor prontitud.
Tal vez si usted reside en municipios como
Pedro Betancourt, la capital yumurina, Cárdenas o Jagüey Grande, conozca o sea
protagonista de situaciones semejantes. Para aclarar las causas que provocaron
la morosidad en el servicio en los últimos dos meses e informar sobre las
acciones que desarrolla la EAA
en la provincia, en función de revertir los daños ocasionados, llegó esta
reportera hasta la mencionada entidad.
AGUAS
NEGRAS, RESPUESTAS CLARAS
Durante agosto y septiembre se presentaron
urgencias sanitarias en Jagüey Grande, las zonas bajas de Matanzas y Cárdenas,
lugares donde el manto freático está próximo a la superficie y estimula el
desbordamiento frecuente. Por ello se trasladó hacia estas ciudades gran parte
del potencial técnico de la entidad, provocando que se descuidara la atención a
otros territorios.
Iosbany Boulet Rodríguez, director de la Unidad Empresarial
de Base (UEB) de Aseguramiento, entidad encargada de acometer las labores de
higienización, esclarece algunos de los motivos causantes de la espera. “Los
carros limpia fosas (CLF) sufrieron roturas en reiteradas ocasiones originando
su paralización y dos de ellos fueron movilizados para prestar servicios en
otras provincias con situaciones higiénico sanitarias urgentes”.
La UEB cuenta en la actualidad con 10 vehículos
especializados, de ellos laboran nueve, solo uno permanece inhabilitado como
consecuencia de un lamentable accidente.
Con un sobre cumplimiento del plan anual,
hasta el cierre de septiembre se sanearon 10 mil 64 fosas de las 9 mil 450
pronosticadas, aún así no se satisface la demanda real en estos meses de lluvia
pues quedan 300 vertiendo en la región.
También influyen en el atraso factores como
el mal estado constructivo del 34 por ciento de los depósitos beneficiados con
estos servicios, que aumentan la frecuencia de solicitudes de limpieza en
cortos periodos de tiempo. Entre los principales inconvenientes detectados
durante un diagnóstico efectuado por la
EAA aparecen las fosas en estado sólido, depósitos edificados
con capacidad inferior a la necesaria y con distancias superiores a 40 metros
para la succión, lo que implica el empleo de CLF especializados para su
higienización. A ello se une la presencia de salideros internos que incrementan
el aporte sanitario, así como el desecho de residuo animal en espacios
inhabilitados para estos fines.
“Sabemos que se crearon baches en lugares
como Pedro Betancourt y Camilo 1. Hoy tratamos de estabilizar Cárdenas y
Matanzas, con el parque vehicular nuestro. Estamos esperando el momento
oportuno para atender las solicitudes de
otros municipios más apartados. Analizamos también la posibilidad de
incrementar para este mes la cantidad de unidades a sanear hasta alcanzar las mil
375 que constituye un reto complejo” concluye Rubí.
Mientras el agua vuelve a tomar su cauce y la
recogida de residuales líquidos se estabilice, en aras de garantizar a todos
los damnificados un servicio con calidad, las molestias e incomodidades deben
revertirse en responsabilidad para afrontar la situación higiénico sanitaria e
impedir a tiempo la propagación de enfermedades indeseables.
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