Yo vine
para preguntar
flor y reflujo.
Soy de la rosa y de la mar,
como el escaramujo.
flor y reflujo.
Soy de la rosa y de la mar,
como el escaramujo.
(Escaramujo,
de Silvio Rodríguez)
Ya lo había desafiado varias veces en medio
del grupo. Cada encuentro laceraba su orgullo. Todo sucedió muy rápido, primero
un puñetazo, después otro, quería detenerse, pero no podía. Un impulso
ensordecedor recorría sus venas, después fue demasiado tarde…
Conversa con sus compañeros, abraza a los más
pequeños y siempre guarda una sonrisa para los profesores. Sin embargo, se le
ve pensativo, con la mirada inmersa en los recuerdos que entristecen su
espíritu.
Sentado frente a la pantalla contempla los
mensajes de los amigos y espera impaciente el suyo. De pronto, aparecen sus
palabras de arrepentimiento y un anhelo profundo de volver al hogar, junto a su
madre. Entonces alza el rostro y dirige una mirada a quienes le permitieron
expresar esos sentimientos que mantiene en silencio.
Cuando Escaramujo llega a la Escuela de Formación
Integral (EFI) Antonio Guiteras de Matanzas, todo es alegría, diálogo franco,
semillas de comprensión que, diseminadas en las almas adolescentes, producen
frutos de amistad y reflexión.
PUERTAS
A LA COMUNICACIÓN
El 10 de enero de 2010 se inició en la EFI José Martí de La Habana, el primer taller de
comunicación audiovisual sustentado en la metodología de la educación popular
que dio origen a Escaramujo, proyecto educomunicativo interdisciplinar de la Facultad de Comunicación
de La Universidad
de La Habana
desarrollado de conjunto con la
Facultad de Psicología y la Dirección de Menores.
La idea surge a partir del trabajo de diploma
de Rodolfo Romero Reyes, actualmente periodista y profesor. Inspirado en la
canción de Silvio Rodríguez, Escaramujo se mantiene vivo gracias a la constante
búsqueda de experiencias de sus miembros para transformar la realidad mediante
la integración de saberes compartidos.
Hasta la EFI yumurina llegaron cuatro jóvenes, impetuosas,
sencillas con ganas de transformar y aprender. “Estuvimos 15 días conviviendo para
crear un ambiente de confianza. Durante la primera semana medimos niveles de
conocimiento. Después iniciamos los talleres de barrio y escuela. En la segunda
elaboraron el audiovisual, en el que crearon sus historias, personajes,
redactaron guiones. Les enseñamos los planos y movimientos de cámara”, explican
Ledys Matos Sordo y Susana Scull.
Evelyn Olivera y Mayté Hernández comentan que
“contrario a lo que muchos piensan estos muchachos no son tan violentos, tiene
disciplina y nos han transmitido su cariño en estos días de intercambio.
Influyen en ellos la agresividad del medio donde se formaron y la incomunicación
con sus familias. Como profesionales nos enriquecen, te ponen retos y es
preciso la confianza para que se relacionen. Tampoco podemos perder de vista
sus estados de ánimo. A pesar de que tenemos casi la misma edad, somos como los
hermanos mayores que marcan la diferencia”.
Las lecciones siempre quedan, así lo siente
Orestes García: “he moderado mi forma de ser y vocabulario. Ha sido muy
divertido”. Mientras que Adrián Frómeta manifiesta: “nos ayuda a comunicarnos y
relajarnos, a aprender cosas nuevas y vivir como la familia que debemos ser
aquí adentro”.
PROTEGER
LA INFANCIA
Entre las acciones implementadas por el
Estado para resguardar y educar a niños y adolescentes que incurren en hechos
tipificados en la ley como delitos o mantienen conductas de elevado impacto
social negativo, se crea un sistema, amparado en el Decreto Ley 64, que integra
el Órgano de Menores del Ministerio del Interior, organismos y organizaciones
encargadas de prevenir, diagnosticar y transformar factores de riesgos y comportamientos.
Según explica la teniente coronel Iliana Mesa
Tapia, jefa del Órgano de Menores en la provincia, también protegen a los
infantes víctimas y promueven el trabajo educativo con los niños, la familia y la
EFI. Si bien la legislación cubana plantea
que la responsabilidad penal inicia a los 16 años, este sistema responde al
propósito de evitar la impunidad y el deterioro en las conductas, para ello
crea instituciones encargadas de garantizar una infancia segura y plena.
“A quienes cometen indisciplinas, hechos
violentos, prostitución, asedio al turismo, se les inicia el control
profiláctico. Para eso tenemos centros especializados que evalúan y definen las
medidas de atención”, explica Mesa Tapia. Los menores que incurren en delitos de
naturaleza sexual, y otros como lesiones, hurto, robo con fuerza, asesinato, o mantienen
una reincidencia van a la
EFI Antonio Guiteras.
VALORES
DESDE LA ESCUELA
Orden, limpieza y disciplina se respiran en
los pasillos de esta institución. Creada en 2009 y con una matrícula de 16
estudiantes, posee la misión de formar en ellos valores, modificar conductas y
reinsertarlos a la sociedad.
La vida aquí transcurre como en cualquier
otra unidad docente interna del país. Clases, trabajo socialmente útil,
enseñanza de manualidades y otras labores educativas como lectura, talleres,
concursos, orientación jurídica y sexual, ocupan el tiempo de quienes se forman
en sus aulas. También se suma la garantía de asistencia médica y
estomatológica, alimentación y un sistema de pases y visitas. El proceso
educativo comprende además, las enseñanzas primaria, secundaria básica, oficios
y práctica laboral intensiva para aquellos que hayan vencido el noveno grado.
Los núcleos disfuncionales y la agresividad
del medio en que se desenvuelven los menores condicionan la adopción de
actuaciones que afectan su integridad y de quienes les rodean. La desatención,
incomunicación y modelos de comportamiento erróneos conspiran contra el
bienestar de los pequeños. “La mayoría posee un trastorno o desviación en la
conducta, que los aparta del cumplimiento de las normas sociales acordes a la
edad”, plantea el teniente Yunielque Valderrama Delgado, psicólogo de la EFI.
De ahí que se establezcan cuatro etapas, de
tres meses cada una, que los alumnos deben dominar. Argumenta el mayor Carlos
Abeledo López, director de la EFI,
que: “el inicio, es un periodo de adaptación al régimen disciplinario, e
importante para la integración de la familia; otras trascendentales son las de desarrollo,
consolidación y egreso. En esta última se socializan con la escuela o el centro
laboral de práctica al que acudirán. El paso por cada una lo determina la
comisión de apoyo y diagnóstico integrada por el personal que interactúa con
los estudiantes”.
La relación escuela familia resulta
necesaria, pues para egresar se dispone la vinculación de los menores a un
centro laboral o la continuidad de estudios. “Esta es una institución de
tránsito, aquí adquieren valores, moldean su conducta y si evolucionan de forma
correcta, en menos de un año regresan a sus hogares”, aclara Abeledo López.
Arrepentimiento,
deseos de evolucionar hablan de la eficacia de la enseñanza: “Le diría a los
jóvenes que piensen bien las cosas para que no cometan errores graves y hagan
caso a sus padres y maestros”, reflexiona Adrián.
Ante el
cambio, gratitud es la palabra que resume el sentir de los progenitores: “pensar
que habían lugares como este me tomó de sorpresa, me doy cuenta de que la Revolución es inmensa,
educar ya de por sí es difícil, reeducar a los niños y también a nosotros más
aún, estoy muy agradecida”.
Por
Lianet Fundora Armas y Jessica Acevedo Alfonso
Foto:
Abel López Montes de Oca.
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