jueves, 5 de marzo de 2015

Los hijos del Escaramujo



Yo vine para preguntar
flor y reflujo.
Soy de la rosa y de la mar,
como el escaramujo.
(Escaramujo, de Silvio Rodríguez)
Ya lo había desafiado varias veces en medio del grupo. Cada encuentro laceraba su orgullo. Todo sucedió muy rápido, primero un puñetazo, después otro, quería detenerse, pero no podía. Un impulso ensordecedor recorría sus venas, después fue demasiado tarde…

Conversa con sus compañeros, abraza a los más pequeños y siempre guarda una sonrisa para los profesores. Sin embargo, se le ve pensativo, con la mirada inmersa en los recuerdos que entristecen su espíritu.
Sentado frente a la pantalla contempla los mensajes de los amigos y espera impaciente el suyo. De pronto, aparecen sus palabras de arrepentimiento y un anhelo profundo de volver al hogar, junto a su madre. Entonces alza el rostro y dirige una mirada a quienes le permitieron expresar esos sentimientos que mantiene en silencio.
Cuando Escaramujo llega a la Escuela de Formación Integral (EFI) Antonio Guiteras de Matanzas, todo es alegría, diálogo franco, semillas de comprensión que, diseminadas en las almas adolescentes, producen frutos de amistad y reflexión.
PUERTAS A LA COMUNICACIÓN
El 10 de enero de 2010 se inició en la EFI José Martí de La Habana, el primer taller de comunicación audiovisual sustentado en la metodología de la educación popular que dio origen a Escaramujo, proyecto educomunicativo interdisciplinar de la Facultad de Comunicación de La Universidad de La Habana desarrollado de conjunto con la Facultad de Psicología y la Dirección de Menores.
La idea surge a partir del trabajo de diploma de Rodolfo Romero Reyes, actualmente periodista y profesor. Inspirado en la canción de Silvio Rodríguez, Escaramujo se mantiene vivo gracias a la constante búsqueda de experiencias de sus miembros para transformar la realidad mediante la integración de saberes compartidos.  
Hasta la EFI yumurina llegaron cuatro jóvenes, impetuosas, sencillas con ganas de transformar y aprender. “Estuvimos 15 días conviviendo para crear un ambiente de confianza. Durante la primera semana medimos niveles de conocimiento. Después iniciamos los talleres de barrio y escuela. En la segunda elaboraron el audiovisual, en el que crearon sus historias, personajes, redactaron guiones. Les enseñamos los planos y movimientos de cámara”, explican Ledys Matos Sordo y Susana Scull.
Evelyn Olivera y Mayté Hernández comentan que “contrario a lo que muchos piensan estos muchachos no son tan violentos, tiene disciplina y nos han transmitido su cariño en estos días de intercambio. Influyen en ellos la agresividad del medio donde se formaron y la incomunicación con sus familias. Como profesionales nos enriquecen, te ponen retos y es preciso la confianza para que se relacionen. Tampoco podemos perder de vista sus estados de ánimo. A pesar de que tenemos casi la misma edad, somos como los hermanos mayores que marcan la diferencia”.
Las lecciones siempre quedan, así lo siente Orestes García: “he moderado mi forma de ser y vocabulario. Ha sido muy divertido”. Mientras que Adrián Frómeta manifiesta: “nos ayuda a comunicarnos y relajarnos, a aprender cosas nuevas y vivir como la familia que debemos ser aquí adentro”.
PROTEGER LA INFANCIA
Entre las acciones implementadas por el Estado para resguardar y educar a niños y adolescentes que incurren en hechos tipificados en la ley como delitos o mantienen conductas de elevado impacto social negativo, se crea un sistema, amparado en el Decreto Ley 64, que integra el Órgano de Menores del Ministerio del Interior, organismos y organizaciones encargadas de prevenir, diagnosticar y transformar factores de riesgos y comportamientos.
Según explica la teniente coronel Iliana Mesa Tapia, jefa del Órgano de Menores en la provincia, también protegen a los infantes víctimas y promueven el trabajo educativo con los niños, la familia y la EFI. Si bien la legislación cubana plantea que la responsabilidad penal inicia a los 16 años, este sistema responde al propósito de evitar la impunidad y el deterioro en las conductas, para ello crea instituciones encargadas de garantizar una infancia segura y plena. 
“A quienes cometen indisciplinas, hechos violentos, prostitución, asedio al turismo, se les inicia el control profiláctico. Para eso tenemos centros especializados que evalúan y definen las medidas de atención”, explica Mesa Tapia. Los menores que incurren en delitos de naturaleza sexual, y otros como lesiones, hurto, robo con fuerza, asesinato, o mantienen una reincidencia van a la EFI Antonio Guiteras.
VALORES DESDE LA ESCUELA
Orden, limpieza y disciplina se respiran en los pasillos de esta institución. Creada en 2009 y con una matrícula de 16 estudiantes, posee la misión de formar en ellos valores, modificar conductas y reinsertarlos a la sociedad.
La vida aquí transcurre como en cualquier otra unidad docente interna del país. Clases, trabajo socialmente útil, enseñanza de manualidades y otras labores educativas como lectura, talleres, concursos, orientación jurídica y sexual, ocupan el tiempo de quienes se forman en sus aulas. También se suma la garantía de asistencia médica y estomatológica, alimentación y un sistema de pases y visitas. El proceso educativo comprende además, las enseñanzas primaria, secundaria básica, oficios y práctica laboral intensiva para aquellos que hayan vencido el noveno grado.
Los núcleos disfuncionales y la agresividad del medio en que se desenvuelven los menores condicionan la adopción de actuaciones que afectan su integridad y de quienes les rodean. La desatención, incomunicación y modelos de comportamiento erróneos conspiran contra el bienestar de los pequeños. “La mayoría posee un trastorno o desviación en la conducta, que los aparta del cumplimiento de las normas sociales acordes a la edad”, plantea el teniente Yunielque Valderrama Delgado, psicólogo de la EFI.   
De ahí que se establezcan cuatro etapas, de tres meses cada una, que los alumnos deben dominar. Argumenta el mayor Carlos Abeledo López, director de la EFI, que: “el inicio, es un periodo de adaptación al régimen disciplinario, e importante para la integración de la familia; otras trascendentales son las de desarrollo, consolidación y egreso. En esta última se socializan con la escuela o el centro laboral de práctica al que acudirán. El paso por cada una lo determina la comisión de apoyo y diagnóstico integrada por el personal que interactúa con los estudiantes”.
La relación escuela familia resulta necesaria, pues para egresar se dispone la vinculación de los menores a un centro laboral o la continuidad de estudios. “Esta es una institución de tránsito, aquí adquieren valores, moldean su conducta y si evolucionan de forma correcta, en menos de un año regresan a sus hogares”, aclara Abeledo López.
Arrepentimiento, deseos de evolucionar hablan de la eficacia de la enseñanza: “Le diría a los jóvenes que piensen bien las cosas para que no cometan errores graves y hagan caso a sus padres y maestros”, reflexiona Adrián.
Ante el cambio, gratitud es la palabra que resume el sentir de los progenitores: “pensar que habían lugares como este me tomó de sorpresa, me doy cuenta de que la Revolución es inmensa, educar ya de por sí es difícil, reeducar a los niños y también a nosotros más aún, estoy muy agradecida”.

Por Lianet Fundora Armas y Jessica Acevedo Alfonso
Foto: Abel López Montes de Oca.

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