Los vestigios del tiempo se impregnan en los
blancos cabellos y hacen mellas en su lucidez que amenaza por ratos con
apagarse y arrancar los mejores recuerdos de su larga existencia, pero
Ernestina Islas Robaina es fuerte y ofrece batalla para no echar al vacío sus experiencias.
Amante del arroz con leche y el dulce de
guayaba, esta anciana de 101 años conserva intacta su corazón joven, alegría y
deseos de vivir, por eso el círculo de abuelos Amigos del Deporte y la Cultura, que este 24 de
febrero cumplió sus 30 años de creado y del cual es fundadora, constituye para
ella una fuente en la que siempre habrá de beber.
Aunque ya casi no puede asistir a las
actividades que convocan, pues los achaques propios de la edad a veces la
incomodan más de lo que ella quisiera, recuerda con cariño sus peripecias junto
a este club, que la venera como su integrante más longeva.
Con una mirada que evoca la intensidad de los
momentos alegres compartidos en el Parque René Fraga, su segunda casa, conversa
sobre las mañanas de ejercicios, las que constituían un verdadero estímulo para
su bienestar físico y espiritual.
A Ernestina le brillan los ojos cuando habla.
Ella que se considera “cien por ciento revolucionaria y cubana” y que vio
padecer tanta penuria a su Isla a causa de los gobiernos títeres y las
dictaduras de Machado y Batista, sabe valorar la obra construida por más de
medio siglo. “Es muy grande periodista, los ancianos nunca hemos quedado
desamparados, en gestos como estos radica la inmensidad de la Revolución”.
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