“Cuando el gallo tiene entre nueve y 10 meses se pasa al
proceso de desbarbarlo y desorejarlo, quitarle la cresta y tusarlo. Anterior a
esto debe desparasitarse. Luego se vuela con otro pollo para ver su reacción,
porque a veces no sirven para el combate: meten la cabeza, no pican duro.
“Desde que nace se espera casi 16 meses
para traerlo aquí. Hay que atenderlo bien, alimentarlo con maíz, pienso, huevo,
pescado, frutas. Después comienza el entrenamiento, se corre con un muñeco u
otro ejemplar, una vez en semana, siempre el mismo día. Así se le sube la carga
de entrenamientos hasta los 15 o 20 minutos. Un gallo está de pelea
cuando se ha adiestrado entre ocho y 10 semanas, tiene buen resuelle, pica
bien, no se cansa”.
Entusiasmado y haciendo derroche de todo lo
que sabe sobre la lidia de gallos conversa David Navarro García. A David, el
gallero, todo el mundo lo conoce en La Espuela, institución perteneciente a Flora y
Fauna. Confiesa que desde bien pequeño le atraen esos animales, y que la
tradición le corre por la sangre.
Es sábado, bien temprano en la mañana y ya
han comenzado a llegar los primeros afiliados. Con los gallos en mano, cada
cual exhibe sus mejores atributos. Plumas relucientes, patas fuertes y un pico
bien firme, auguran que la pelea será bien complicada…
Dicen quienes se insertan en este mundo que
el interés les viene de sus antecesores. De generación en generación se ha
conservado la práctica, mal vista en otros tiempos. No obstante, la mayoría de
los concurrentes coinciden en que resulta una tradición que desde siglos atrás
ha sido defendida y perpetuada por familias cubanas, a veces en el anonimato y
ahora, desde un espacio estatal al cual pueden acudir.
Sin embargo, a nivel mundial son muchos los
que se oponen a estos concursos; pues si bien en varios países constituyen una
diversión social, las organizaciones defensoras de los animales no las
aprueban. Con el propósito de conocer sobre el desarrollo de esa actividad, llegamos
hasta el Coliseo de lidia de gallos La Espuela.
DE LA CIENCIA A LA REALIDAD
Según explica David Navarro García, jefe de
Gallos en la provincia, el centro se dedica a probar las crías y seleccionar a
los mejores criadores, con el objetivo de exportarlos.
“Estamos tratando de rescatar el gallo fino
cubano porque existe un elevado cruzamiento con otras razas, principalmente de
México y Puerto Rico. Este animal tiene un prestigio internacional por su
bravura. Se caracteriza por ser más esbelto, tener el cuerpo más fino, un
plumaje distinto y menos peso”, añade.
En la actualidad existen 64 asociados de
toda la provincia al Club Gallístico de Matanzas La Espuela, los cuales han
sido inspeccionados por veterinariospara evaluar las condiciones sanitarias y
la atención que se les brinda a los animales.
“En los meses desde agosto y hasta octubre
las aves empiezan a botar las plumas y en esa etapa se recesa para protegerlos
porque les da fiebre y se sienten mal. El 10 de octubre realizamos una función
con los pollos más adelantados y luego se concluye hasta diciembre, en que
inicia la temporada que se extiende hasta agosto”.
Contrario a lo que muchos pudieran imaginar
en los predios de La Espuela
se respira orden, no en balde resulta la mejor institución de este tipo en el
país. Según Navarro García no se permiten las apuestas, “ni que ningún asociado
maltrate a su animal, si ocurre es expulsado inmediatamente”.
ENTRE ESPUELAS Y PICOS
Primero se comprueba el peso y si es un
pollo o gallo. Luego se pasa al casillero y se anotan los pesos en la pizarra.
Más tarde,en el repesaje se comprueba que los rivales tengan el mismo peso, se
hace una boleta y se llevan al área de espueladura, de ahí al laboratorio y
finalmente a las jaulas hacia la zona de pelea.
Añade el veterinario Orestes García
Domínguez, “que aquí se comprueba la limpieza de los gallos, así como la
corrección de las espuelas en el laboratorio, acompañado de reactivos. Se
valora que no se sientan indispuestos y no vayan acompañados de sustancias
nocivas que conlleven a la trampa. También se curany trabaja con ellos cuando
las lesiones son recuperables. Los principales daños ocurren en los ojos, las
zonas del cuello y la cabeza”, especifica.
Por su parte, Rolando Mesa Rodríguez, juez
del Club Gallístico de Matanzas La
Espuela añade: “El combate dura 20 minutos. Se presenta a los
galleros, y se colocaa los animales en el redondel debajo de dos casillas,
luego se levantan y salen a lidiar.
“Durante la contienda hay un minuto para
cerciorarse que ambos están dispuestos; el juez observa que el requisito se
cumpla y el acto se considera válido. Para declarar un vencedor es necesario
que uno caiga acostado o huya, si dejan de pelear los dos, entonces es tabla”.
Con ellos hay que tener un cuidado extremo,
y tratarlos muy bien. Al final pelean, porque es un deporte de combate, pero
requierede atención: jaulas bien limpias, esponjearlos (baño con alcohol) todos
los días; amarrarlos al sol, tusarlo y alimentarlo bien, concluye Luis Enrique
García Marrero, miembro de la Asociación Colombófila y gallero.
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