martes, 9 de febrero de 2016

San Miguel, ¿edén perdido? (+ Fotos)





 San Miguel de los Baños le debe la vida al agua, y a ella puede ser que le deba también, su resurgir. Cuentan que la demarcación adquirió relevancia cuando el esclavo Miguel, proveniente del Valle de Guamacaro y muy herido, se encontró con un manantial que le curó las llagas.


Luego vinieron los estudios, hasta que el doctor Manuel Abril Ochoa, aprovechando las propiedades terapéuticas del sitio decidió erigir una estación termal. La obra fue asesorada por el ingeniero Alfredo Colley, quien había participado en los trabajos de construcción del famoso Balneario Montecarlo, en Italia.

Las primeras labores iniciadas en la década del 20 del pasado siglo, incluyeron una planta embotelladora y en 1930 quedó inaugurado el Gran Hotel Balneario San Miguel de los Baños, y la Estación Hidromineral y Climaterapeutica única en Cuba y Latinoamérica, con la presencia del Presidente de la República, General Gerardo Machado.

Unido a ello y gracias a la exuberante vegetación existente en la zona, que la hacen atractiva como un sitio de descanso y recreación, se urbanizaron estas tierras con casas al estilo balloon frame, construcción de madera característica de Estados Unidos…

ECOS DE SAN MIGUEL

Desandar las calles del poblado, deja a quienes llegamos por primera vez, nostalgia de la prosperidad que algún día envolvió a este terruño. Ni siquiera la marcada presencia del paso del tiempo por sus edificaciones, que amenaza con borrar el esplendor arquitectónico de antaño, opaca la pretérita majestuosidad del centro fundacional.

La llegada del Periodo Especial, en los años 90, y la falta de recursos para acometer mantenimientos, unido a la inexistencia de iniciativas, conllevó a la destrucción de buena parte de las principales instalaciones del reconocido poblado.

La iglesia constituye quizás, una de los edificios más vistosos, que remata la avenida principal. Si se mantiene en pie es por el esfuerzo de quienes allí asisten, aunque por fuera el estado ruinoso es perceptible. Muy parecido sucede con el único hotel en servicio, de los cuatro que una vez funcionaron en el pueblo.

El más reciente ejemplo de abandono resulta la retirada de los cristales de la fachada de la Tienda Industrial, ahora cubierta con bloques, hecho que ha provocado gran disgusto entre los que sufren a diario el deterioro de las más valiosas obras de San Miguel.

“El Bar Piscina luce como un lugar fantasmagórico a no ser los fines de semana, cuando la juventud encuentra solo en este espacio, alguna oferta recreativa, a veces de muy mal gusto”, agregó el profesor Alberto Alfonso Jiménez.


Y qué decir de las casas de madera sostenidas gracias a la inventiva de los habitantes, quienes con recursos propios tratan de hacerle frente al deterioro, pues aun cuando “no se les ha otorgado un valor patrimonial por parte de las autoridades, constituyen la arquitectura de madera mejor conservada como conjunto en el Caribe”, sostiene Erick Denis Falcón, arquitecto en esta localidad.

Vecinos como Rita María Niño Cabrera, profesora del preuniversitario, reconocen que aunque han existido empeños locales y foráneos para rescatar el patrimonio, ninguno ha fructificado, relegando los deseos de los pobladores de presenciar el renacer del territorio.

Muchos centraron sus esperanzas en un proyecto del Minint que pretendía la restauración del balneario para utilizarlo como centro de salud.

Luego de la edificación de la cerca perimetral, la chapea de las áreas verdes, así como los primeros pasos para la instalación de una planta piloto embotelladora de agua, las ilusiones volvieron a ensombrecerse cuando se paralizaron las acciones.

“Restaurarlo como Hotel no cumplía objetivo de acuerdo con los estándares de alojamiento actuales, por ello el concepto de reparación incluyó la creación de dos bungaloes fuera y aclimatar el edificio original para tratamientos de salud”, aseguró el arquitecto Erick Denis Falcón, quien funge como inversionista de dicho proyecto.


Con la interrogante de si se continuaría adelante o no, acudimos a la presidenta de la Asamblea Municipal del Poder Popular de Jovellanos, Miriam Hernández Herrera. Ella explicó que el gobierno no previó un presupuesto para asumir la obra en 2016 pues supuestamente el Minint se ocuparía, “al no continuar estudiamos la posibilidad de que otra entidad se interese por financiarla”.

Preservar el patrimonio local constituye una fina pendiente que en la mayoría de las ocasiones no supera la dicotomía que existe entre presupuesto e iniciativa. Recorrer a diario la provincia evidencia que conocer la historia a través de las edificaciones, se hace cada vez más difícil.

Los pueblos atesoran en sus obras parte de su identidad y valores, velar porque no se pierda ni un centímetro de lo que construyeron nuestros antecesores ha de ser tan importante como resguardar la propia historia, si no ¿qué legado dejaremos a las próximas generaciones? (Por Jessica Acevedo Alfonso y Mayuri Martín García)

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