San Miguel de los Baños le
debe la vida al agua, y a ella puede ser que le deba también, su resurgir.
Cuentan que la demarcación adquirió relevancia cuando el esclavo Miguel,
proveniente del Valle de Guamacaro y muy herido, se encontró con un manantial que
le curó las llagas.
Luego vinieron los estudios,
hasta que el doctor Manuel Abril Ochoa, aprovechando las propiedades
terapéuticas del sitio decidió erigir una estación termal. La obra fue
asesorada por el ingeniero Alfredo Colley, quien había participado en los
trabajos de construcción del famoso Balneario Montecarlo, en Italia.
Las primeras labores
iniciadas en la década del 20 del pasado siglo, incluyeron una planta
embotelladora y en 1930 quedó inaugurado el Gran Hotel Balneario San Miguel de
los Baños, y la Estación Hidromineral y Climaterapeutica única en Cuba y
Latinoamérica, con la presencia del Presidente de la República, General Gerardo
Machado.
Unido a ello y gracias a la
exuberante vegetación existente en la zona, que la hacen atractiva como un
sitio de descanso y recreación, se urbanizaron estas tierras con casas al
estilo balloon frame, construcción de madera característica de Estados Unidos…
ECOS DE SAN
MIGUEL
Desandar las calles del
poblado, deja a quienes llegamos por primera vez, nostalgia de la prosperidad
que algún día envolvió a este terruño. Ni siquiera la marcada presencia del
paso del tiempo por sus edificaciones, que amenaza con borrar el esplendor
arquitectónico de antaño, opaca la pretérita majestuosidad del centro
fundacional.
La llegada del Periodo
Especial, en los años 90, y la falta de recursos para acometer mantenimientos,
unido a la inexistencia de iniciativas, conllevó a la destrucción de buena
parte de las principales instalaciones del reconocido poblado.
La iglesia constituye quizás,
una de los edificios más vistosos, que remata la avenida principal. Si se
mantiene en pie es por el esfuerzo de quienes allí asisten, aunque por fuera el
estado ruinoso es perceptible. Muy parecido sucede con el único hotel en
servicio, de los cuatro que una vez funcionaron en el pueblo.
El más reciente ejemplo de
abandono resulta la retirada de los cristales de la fachada de la Tienda
Industrial, ahora cubierta con bloques, hecho que ha provocado gran disgusto
entre los que sufren a diario el deterioro de las más valiosas obras de San
Miguel.
“El Bar Piscina luce como un
lugar fantasmagórico a no ser los fines de semana, cuando la juventud encuentra
solo en este espacio, alguna oferta recreativa, a veces de muy mal gusto”,
agregó el profesor Alberto Alfonso Jiménez.
Y qué decir de las casas de
madera sostenidas gracias a la inventiva de los habitantes, quienes con
recursos propios tratan de hacerle frente al deterioro, pues aun cuando “no se
les ha otorgado un valor patrimonial por parte de las autoridades, constituyen
la arquitectura de madera mejor conservada como conjunto en el Caribe”,
sostiene Erick Denis Falcón, arquitecto en esta localidad.
Vecinos como Rita María Niño
Cabrera, profesora del preuniversitario, reconocen que aunque han existido
empeños locales y foráneos para rescatar el patrimonio, ninguno ha
fructificado, relegando los deseos de los pobladores de presenciar el renacer
del territorio.
Muchos centraron sus
esperanzas en un proyecto del Minint que pretendía la restauración del balneario
para utilizarlo como centro de salud.
Luego de la edificación de la
cerca perimetral, la chapea de las áreas verdes, así como los primeros pasos
para la instalación de una planta piloto embotelladora de agua, las ilusiones
volvieron a ensombrecerse cuando se paralizaron las acciones.
“Restaurarlo como Hotel no
cumplía objetivo de acuerdo con los estándares de alojamiento actuales, por
ello el concepto de reparación incluyó la creación de dos bungaloes fuera y
aclimatar el edificio original para tratamientos de salud”, aseguró el
arquitecto Erick Denis Falcón, quien funge como inversionista de dicho
proyecto.
Preservar el patrimonio local
constituye una fina pendiente que en la mayoría de las ocasiones no supera la
dicotomía que existe entre presupuesto e iniciativa. Recorrer a diario la
provincia evidencia que conocer la historia a través de las edificaciones, se
hace cada vez más difícil.
Los pueblos atesoran en sus
obras parte de su identidad y valores, velar porque no se pierda ni un
centímetro de lo que construyeron nuestros antecesores ha de ser tan importante
como resguardar la propia historia, si no ¿qué legado dejaremos a las próximas
generaciones? (Por Jessica Acevedo Alfonso y Mayuri Martín García)
No hay comentarios:
Publicar un comentario