viernes, 5 de febrero de 2016

Un sombrero, ¿una bandera y una guayabera? (+Fotos)




Al doblar la esquina no puede evitar que las miradas vayan detrás de ella. Muchos se fijan en el esbelto cuerpo, sin embargo, son menos los que reparan en el atuendo que la cubre. Mientras camina, las porciones de la tela van tomando forma. Cada extremidad muestra un pedazo de la bandera norteamericana. Detrás queda la estela de ojeadas, y en la otra cuadra alguien más paga por un conjunto similar.


 Muy cerca de allí, una joven se “rompe la cabeza” intentando adquirir un regalo. Vendrá a visitarla un amigo extranjero y preferiría que llevara algo que le recordase a la Isla. “Un pulóver con la bandera cubana, una jarra...Solo que no encuentro nada así, y lo que he visto es muy caro. Resulta más fácil y barato obtener una prenda con la insignia de Inglaterra o Estados Unidos”, comenta angustiada.

¿ME DICEN CUBA?

Un vistazo a las calles matanceras no deja margen a las dudas. Letreros en inglés, imágenes de ciudades reconocidas a nivel mundial, artistas foráneos y emblemas de otras naciones se apropian de la vestimenta.

En camisetas, licras o blusas se exhibe lo que cada cual considera le queda más cómodo, o deviene más económico. Son atuendos que responden a tendencias importadas. Patrones culturales que, divulgados a través de series, revistas e incluso, comercializados en nuestro propio mercado, se consolidan y ejercen cada vez más influencia sobre los cubanos.

“Prefiero, en muchas ocasiones, utilizar la imagen del Che o algún diseño que denote que soy cubano”, refiere Ernesto Mantilla Tápanes,  joven estudiante universitario. “Son prendas algo caras, un pulóver te cuesta entre ocho y 10 CUC y no se hallan muy fácilmente, a veces solo se encuentran en algunas tiendas en Varadero.  Por eso no siempre puedo adquirirlas y empleo otras. Creo que es una deuda que tiene el país con sus ciudadanos ”, comenta.

Aun cuando la personalidad de cada quien trascienda las fronteras de la moda y los accesorios, y la cubanía no venga grabada en cada indumentaria, ¿por qué no identificarnos con nuestros atributos en lugar de otros, ajenos a la cultura e idiosincrasia de esta tierra? ¿Por qué no legitimarnos con nuestros propios símbolos?

Los estereotipos del mundo del espectáculo, las carencias que imponen lo económico ante lo estético, el insuficiente acceso a especialistas que brinden asesoramiento que aporte a la formación del gusto, y la poca presencia y variedad de producciones locales giran en torno al fenómeno.

No obstante, ¿qué sucede cuando optamos por lo confeccionado en casa? ¿Encontramos fácilmente ropa y accesorios ? ¿Se corresponden precio, calidad y oferta con el poder adquisitivo de los matanceros?

“Son ropas costosas. Creo que si se hacen con buen gusto y utilizando sabiamente el diseño podrían gustar al público nacional, pese a que en muchos casos están confeccionadas para extranjeros por sus precios”, expresa Alejandro Baró, estudiante de la Escuela Profesional de Arte de Matanzas.

DE MODOS Y MODAS

Explica Israel García Calderín, jefe de grupo de diseño de la Empresa Provincial de Confecciones Textiles Unymoda que “desde hace tiempo los cubanos no tienen identidad de imagen, como pueblo en algún momento de nuestra historia, por razones que ahora justificamos como económicas, la perdimos y a partir de ahí estamos desorientados”.

“Para uno vestirse lo primero es conocerse como ser humano, porque para mezclar estilos debes identificarlos. Cada cual, en dependencia de su filosofía de vida, del círculo de amistades y el entorno laboral se asocia a un grupo social, y este debe tener una imagen”, explica.

No hay dudas de que el Periodo Especial afectó el desarrollo de la industria textil cubana.La escasez de materias primas, la pérdida del mercado externo, la paralización del proceso inversionista y la presencia de tecnología atrasada atentaron contra la producción nacional.

Aunque se trazan estrategias para revertir el deterioro, estas dependen de las posibilidades financieras del país y la disponibilidad de materias primas.Debido a ello todavía se mantiene el efecto sobre el surtido de las tiendas en cuanto a variedad, calidad, diseño, y la presencia de propuestas que no satisfacen las expectativas de quienes buscan construir su propia imagen o tan solo vestir algo cómodo y económico.

“La moda ahora es muy democrática. Se usan todos los colores, las siluetas, las tendencias. Hay variedad, y eso posibilita que cada cual solucione sus necesidades. No obstante, nuestra industria textil es mínima, pues para avanzar debe existir la materia prima, que en su mayoría se importa. También se necesita fuerza de trabajo calificada, inexistente a veces: el diseñador, el modelista, el escalador, las costureras”, añade García Calderín.

“Los tejidos ajustados a las características de nuestro clima resultan caros, porque son naturales. Los cubanos deberíamos vestirnos con lino o algodón, los cuales se adecuan a nuestra temperatura y tradiciones. Resulta necesario rescatar los mecanismos de información y orientación sobre el buen vestir”.

Valia Saldívar Corrales, especialista del grupo de desarrollo de Unymoda argumenta: “Hacemos un estudio de mercado y vemos cuáles son las preferencias y necesidades. Trabajamos en la apertura de una tienda acondicionada para la venta a la población, en la que los clientes pueden mandar a confeccionar la ropa con su diseñador, y traer el tejido”.

Otra de las instituciones encargadas de comercializar y poner a disposición del público lo más genuino de las producciones artesanales, artísticas y utilitarias es el Fondo Cubano de Bienes Culturales. Según explica Lázaro Muñoz Moré, director de la Filial Matanzas, con ellos laboran diseñadores textiles que tributan con su obra a que el taller funcione y sus propuestas gozan de aceptación en nuestras tiendas.

“En la actualidad el taller textil y el atelier se encuentran paralizados debido a un cambio de estructura, pero ya tienen ubicación en otro local. Comercializamos en las dos monedas. En el atelier el cliente puede solicitar colores y diseños”.

ARTE EN CASA…

Fundada en 1989, la sociedad mercantil Promociones Artísticas y Literarias S.A., Artex, constituye la principal promotora y comercializadora de productos y servicios culturales cubanos en el país. Explica Laura Santana Lauzurique, gerente de Imagen y Desarrollo de la Sucursal Artex Matanzas, que disponen de la línea Natural Cuba, de confecciones juveniles, que recrea en cada pieza detalles de obras de artistas cubanos a través del bordado o la impresión. Esta es una de las más accesibles a la población.

“Tenemos además la Compay Segundo dirigida a un público con mayor nivel adquisitivo, sobre todo a turistas. Posee artículos relacionados con el músico tales como humidores, sombreros y las guayaberas y camisas, que son exclusivas y con precios altos”.

“La colección Cubali, que no deja de ser cara para el salario de los cubanos, sobresalen por los estampados y vende pareos, vestidos de playas y otras confecciones. De igual forma está la Papatos, dedicada a los niños”.

Revela Lauzurique que la institución ha recibido críticas al no disponer en su red de tiendas de producciones con símbolos como la bandera cubana o el escudo. “Por ello entre las estrategias de trabajo de Artex para 2016 se encuentra vender productos de este tipo. Se trabaja en una línea que utiliza las obras del artista Michel Mirabal, que emplea en sus pinturas los atributos nacionales”.

“Se precisan los precios para diferentes públicos, se diseñarán llaveros, artículos de buró, carteras, bolsos. Artículos con fines de souvenir o para consumo propio”, agrega.

Además poseen la mayor colección de pintores cubanos en producto cultural: Arte en Casa. Dispensadores, sombrillas, cortinas y reproducciones de arte son algunos de los artículos que comercializan.

Más allá de proyecciones e ideas, la realidad dicta que muchos de estos artículos aún no alcanzan a la generalidad de los matanceros e incluso, su precio dista mucho de ser un producto “necesario”. Mientras tanto, el sector no estatal, las remesas, la gestión comercial inadecuada de muchas de nuestras cadenas comerciales, el influjo audiovisual y otras influencias, van prefijando un gusto estético que desdeña “lo nacional” y consolida otros patrones que han sabido esparcir muy bien industrias culturales de otros países.

LA GUAYABERA

Coinciden los especialistas que en los últimos tiempos existe en Cuba un renacer de prendas tradicionales como la guayabera, de ahí que el país se trace estrategias para potenciar la presencia de la misma en el mercado. En diálogo con varios yumurinos, la mayoría manifiesta que le gustaría tener entre sus atuendos una, sin embargo los altos precios y su inexistencia en las tiendas conspira contra el propósito.

Explica Muñoz Moré que “las tendremos a partir de febrero en la tienda del Aeropuerto, en Plaza América y en la Tienda del Mueble en Matanzas, abierta recientemente frente a la Acaa”.

“La guayabera como pieza tradicional debe estar confeccionada de un tejido natural, a base de algodón o mezcla de este con otras fibras o lino, y son tejidos costosos que se importan. Puedes tener un producto con una referencia cultural que sea adecuado al clima, pero el precio se encarece y como industria no podemos disminuirlo”, plantea García Calderín.

Y LOS JÓVENES, ¿QUÉ PIENSAN?

Con el objetivo de conocer qué deliberan los jóvenes acerca de la emergencia de estos patrones culturales importados y del tan necesario rescate de lo autóctono, Girón conversó con varios estudiantes del instituto preuniversitario José Luis Dubrocq.

En sus respuestas se pudo identificar un gusto por “pertenecer” a la última tendencia. Esas que transmiten los artistas foráneos en sus videoclips, y que marcan la moda a nivel internacional. Se pudo identificar patrones entre los cuales destaca el gusto por las marcas, la ropa importada, los colores diversos y los tejidos no tan afines con el contexto nacional.

En su defensa, estos muchachos plantean que la diversidad de acceso y los precios son más acordes a esta ropa que cuando deciden escoger algo “de adentro”. No les resulta muy atractivo vestirse “con la bandera cubana cuando hay opciones en la calle más atractivas”. (Por Jessica Acevedo Alfonso y Gabriel Torres Rodríguez)


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