Los gladiolos blancos son sus preferidos.
Quizás porque resultan poco comunes y difíciles de cultivar, Mamita les tenga
un gran cariño. Por eso cuando Gilbertico llegó con uno en sus manos, hace ya
casi una década, no pudo más que sucumbir ante la ternura del gesto y aceptar
la propuesta.
Entonces, ella trabajaba en la Fábrica de Coronas perteneciente
a la Dirección
Municipal de Servicios Comunales (DMSC) de Perico y él
atendía el establecimiento. Hoy ambos laboran en el Jardín Campo de esa
entidad, al cual han dedicado una importante etapa de sus vidas. Pero a Gilberto
Mejías y Berta Jiménez (Mamita), los une algo más que el amor incondicional que
se profesan. La pasión por las flores hace que cada amanecer en su apartada
finca tenga un color diferente, el cual varía según la especie que germine en esa
época del año.
Cuando los rayos del Sol apenas comienzan a
calentar, ya el periqueño está en el surco. Trabajar la tierra conlleva
sacrificio y no entiende de días de descanso, pero la belleza de sus plantas recompensa
el esfuerzo y engalana la alborada que lo sorprende con las manos ásperas por
la faena que apenas comienza.
Corría 1993 cuando Mejías dejó la bodega y se
inició en la agricultura, una labor más rentable para sobrellevar los duros
años del periodo especial. Desde ese momento aprendió a lidiar con la tierra y
en la actualidad no hay variedad que se le resista. “Las más complejas son las
rosas pues el trato debe ser exquisito. Exigen de trasplantes cuidadosos y en
horas de la tarde, mantener el ciclo de riego semanal. Además llevan mucho
fertilizante, agua e insecticidas para combatir las plagas y la poda que es
necesaria”, explica.
Girasol, gladiolo, cajigal y otras variedades
son cultivadas en el Jardín Campo por los seis trabajadores que allí laboran.
Consideradas flores de trabajo, abastecen la Fábrica de Coronas, donde se confeccionan encargos
florales, coronas y cojines, para garantizar los servicios funerarios, además
de actos y eventos desarrollados en el
territorio. “Las que más demanda tienen son la rosa y el girasol y aunque
vendemos a la población, el sector estatal es el que más solicita”.
Mamita también aporta lo suyo. Entusiasmada nos
muestra los conocimientos adquiridos sobre arreglos florales, como parte de los
talleres desarrollados por el Eje de Género en la Estación Experimental
de Pastos y Forrajes Indio Hatuey, surgidos como parte de una etapa de
sensibilización de diagnóstico del Proyecto de Innovación Agrícola Local.
Precisamente incentivar la producción de
flores finas en el municipio resulta uno de los propósitos de la DMSC para 2015. Según expone
José Antonio López, director de Servicios Comunales las principales inversiones
que se prevén realizar se destinarán a la compra de bolsas y set de
herramientas para corte. Estas se realizarán como parte del Proyecto
Innovacuba.
De ahí que el empeño de los trabajadores y su
capacitación sean esenciales para afrontar los retos venideros. Pero en el
Jardín Campo, dedicación, iniciativa y esmero están garantizados. Sacarle a la
tierra sus mejores hijas, hacen que el amor de Mamita y Gilbertico germine.
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