Los grandes nunca mueren

A casi un año de su desaparición física su presencia se extraña en el continente, todavía muchos somos los que anhelamos volverlo a ver tan entusiasta, compartiendo sus ideas con ese sabor jocoso que lo caracterizaba. Hoy, a pocas horas de iniciada la jornada internacional que recuerda a ese gran hombre que es el Comandante Presidente Hugo Rafael Chávez Frías, quiero compartir con ustedes esta breve crónica que escribí cuando me sorprendió su muerte…

Siempre admiré su figura, tan jovial y entusiasta. Nunca dudé que su carisma y preocupación por los más débiles y oprimidos de la tierra, lo convertirían en un paradigma del pueblo latinoamericano.

Su sonrisa amplia y sincera, su espíritu libre  e intranquilo, su mirada soñadora y desafiante lo inmortalizaron en el alma de todos los luchadores del mundo… Hugo Chávez Frías creció pronto para despertar a una Venezuela dormida en un letargo profundo y asfixiante, ganando así el cariño y el apoyo del pueblo que lo vio germinar y lo convirtió en su ídolo. Ese mismo que aun hoy no deja partir a su Comandante, ese que todavía  pregunta, por qué  se marchó tan rápido.

Sus ideas de integración tocaron las puertas del continente americano, sólidas, certeras, sin dudas ni temores, con el afán de garantizar un futuro mejor a la Patria Grande. Los pueblos siguieron sus pasos y él germinó como su líder.

Chávez es grande y único. Su nombre hoy se revierte en libertad y Revolución, en rebeldía y lucha. La muerte no podrá borrar su impronta, porque los grandes nunca mueren, ni se despiden de su tierra, permanecen en ella fertilizando sus sueños. Hasta siempre Comandante….