Para ella el tema del agua se convirtió en un enredo. La
de tomar tiene un gusto extraño, en cualquier depósito que la almacene, las
partículas se depositan en el fondo. Pero más la intranquiliza la fosa que
comparte con la casa vecina; hace mucho que los residuos inundaron el patio con
su mal olor.
Ya subió el piso, sin embargo el problema
persiste porque toda la estructura se encuentra deteriorada y debe hacer
reparaciones mayores; de la puerta hacia fuera tampoco mejora, por la calle
fluyen los desechos líquidos que los carros lanzan contra aceras y paredes.
Inés Justina Alfonso Pérez, residente en el yumurino barrio de La Marina, no ha encontrado
otra solución, por el momento, que recurrir al ambientador en grandes
cantidades.
¿CAE UNA GOTICA DE AGUA…?
Proteger y monitorear las fuentes que
puedan afectar al agua constituye la misión de la Delegación de Recursos
Hidráulicos. Como organismo rector acomete la inspección estatal para que se
cumplan las normas establecidas y dictamina, sobre los análisis del laboratorio,
quiénes incumplen los parámetros exigidos.
“Los mayores contaminantes son aquellas
industrias y entidades que cambian la constitución físico, química y biológica
del líquido de forma directa e indirecta, a partir de los residuales originados
por sus procesos productivos”, explica Noel Fidel Cabrera Jiménez, subdelegado
de inspección estatal de la
Delegación de Recursos Hidráulicos.
Al cierre de abril se habían visitado 27
focos de los 129 considerados como más críticos en la provincia, que posee más
de mil; todas las entidades productoras de residuales son contempladas dentro
de ese rango. Los centrales azucareros, centros porcinos y empresas
agropecuarias con mataderos, así como otras industrias que generan sustancias
agresivas se encuentran entre los principales contaminantes del territorio.
“Se ubican sobre cuencas subterráneas donde
se almacena el agua. En ellos debe existir un sistema de tratamiento que les
permita cumplir con los parámetros establecidos por la norma cubana 27 del
2012, la cual plantea que todas las entidades están obligadas a tratar sus
residuales y anexarlos al cuerpo receptor (río, cañada, cuenca). Este tributa a
las cuencas superficiales o subterráneas, de donde proviene el líquido que
consume la población”, expone Cabrera Jiménez.
“Nadie está facultado para esparcir
excedentes al libre albedrío. Una vez caracterizados los organismos violadores
se entrega un dictamen a la
Empresa de Aprovechamiento Hidráulico, encargada de otorgar
el permiso de vertimiento”, añade.
Conspiran contra las estrategias el
desinterés que hacia la protección del entorno natural muestran algunas
administraciones; manifestado en la inoperancia de los sistemas de tratamiento
por falta de mantenimiento y limpieza, así como por la carencia de trabajadores
que asuman dicha faena.
“Se emprende una labor educativa como
primer paso. Cuando la profilaxis no surte efecto se sanciona, y ante las
reiteraciones se abre un expediente que puede llegar hasta la Fiscalía”, aclara el
funcionario.
DE FOSAS, INDISCIPLINAS Y OTRAS
COMPLICACIONES
Con frecuencia, desde
toda la provincia, se escuchan quejas referentes a fosas desbordadas, salideros o
acumulación de desechos. Factores que se combinan, de forma peligrosa, para
contaminar el agua destinada al consumo humano.
La Marina
quizás sea uno de los consejos populares más afectados. Las aguas negras corren
por los bordes de las calles y se almacenan en las esquinas con su
correspondiente carga de fetidez e insalubridad; como las redes que transportan
la potable también presentan averías, se produce la dañina mezcla.
“Esta situación data de hace muchos años y
la hemos planteado en todas las reuniones. El Estado mejoró algunas tuberías,
pero las de las viviendas son muy antiguas, presentan filtraciones. Empeora
cuando llega el agua, sube la marea o llueve. Tenemos que vigilar a los niños,
porque juegan afuera, meten las manos para recoger la pelota y luego vienen los
problemas de salud”, refiere Juan Esquerré Oña, presidente del CDR 22 de la
circunscripción 11.
Algunos vecinos, resignados, manifiestan
que ya los nacidos allí tienen anticuerpos; no obstante, la mayoría muestra
preocupación por la propagación de vectores como cucarachas, mosquitos y
ratones, potenciales transmisores de enfermedades.
Daimarys Yanes Fleitas, hace 22 años
enfermera del consultorio 3, enclavado en el área, comenta que los
padecimientos gastrointestinales resultan cotidianos, “llegan con abundantes
diarreas, dolor abdominal, parasitismo. Les recomendamos hervir el agua y
clorar con hipoclorito de sodio. Muchas casas no cuentan con fosas y vierten a
la vía pública; si eso se resolviera la situación epidemiológica daría un
vuelco radical, pues tanto el suministro hídrico como la recogida de basura se
han estabilizado.
“No hay que esperar a que se desate una
epidemia para volcarse sobre la comunidad. Constituye una problemática sensible
si tenemos en cuenta que resulta una región con una natalidad alta, de una
población de mil 442 personas, hemos llegado a tener hasta 26 menores de un
año”.
Hasta las recientes elecciones Clara
Urrutia Noriega fue delegada en La
Marina, por eso conoce del tema, uno de los planteamientos
más frecuentes de los electores. “Nací y me crié aquí y puedo atestiguar que
nunca había estado tan mal ese aspecto como ahora. Casi todos los hogares
drenaban hacia abajo, sin embargo, los sistemas han colapsado y sacaron el
desagüe a la calle. Dentro es responsabilidad del morador solicitar que le
destupan ese depósito; si se encuentra afuera deviene tarea del delegado. No
puedo decir que no vinieran a hacerlo, pero el efecto solo dura unos días
porque los conductos no dan más”.
Cerca de las márgenes del río Yumurí las
indisciplinas sociales complican la situación, pues a los residuos albañales se
suma la basura. “Lanzan de todo, hasta animales muertos y la peste se vuelve
insoportable. Con tanto desperdicio acumulado el desbordamiento se produce muy
rápido y se inunda toda la calle”, afirma Damaris Abreu Sánchez, habitante del
lugar.
Al otro lado de la bahía, en Pastorita, un
tanque séptico también expulsa su carga al exterior. Mirtha Pérez Rodríguez
narra que resulta una dificultad añeja; ahí se recogen las aguas albañales de
varios edificios multifamiliares. Los trabajos alivian unos días y luego
reaparece la filtración hacia la cuadra donde ella reside. “Hemos preguntado a
varios representantes de instituciones, pero siempre nos dicen que no es su
encargo, sino de otros. Mientras, permanecen dos cisternas muy cerca y no
podemos ni utilizar el portal por el mal olor. Los perros, los peatones y hasta
los carros se vuelven agentes contaminantes”.
BAHÍA ADENTRO
Niños, animales y cientos de yumurinos
acuden con frecuencia a la playa El Judío de esta ciudad con deseos de
refrescar el calor. Sin embargo, más que una diversión, sus aguas se tornan un
peligro.
Si bien la bahía de Matanzas está
considerada por los especialistas del Citma como limpia, debido a que los
principales parámetros hidroquímicos se encuentran en niveles adecuados y
además posee un gran poder autodepurador que garantiza una rápida
recuperación de la calidad de las aguas del ecosistema, influyen en ella los
procesos de contaminación asociados al deterioro de los indicadores
microbiológicos provenientes de las zonas aledañas a las desembocaduras de los
ríos San Juan y Yumurí.
La perturban contaminantes de origen
orgánico generados por los diversos barrios de la localidad que no poseen
alcantarillado o cuyo tratamiento resulta deficiente, ocasionando un
impacto negativo en dicha playa y la zona del Chiquirrín.
Explica Alejandro Bacallao Expósito,
especialista en gestión ambiental de la Unidad de Medio Ambiente de la Delegación Territorial
del Citma, que existe control sobre las fuentes contaminantes que de manera
directa vierten sus residuales a la bahía y aquellas que a través de las
cuencas llegan de manera indirecta.
“Tenemos un programa a través del cual las
entidades que tributan a las cuencas y a la bahía tienen que presentar un plan
de acción para aminorar los daños que causan al ambiente. Nosotros las
visitamos y valoramos la posibilidad real que tienen de cumplirlo. Otro tanto
corresponde al grupo regulatorio encargado de velar porque se consume lo
establecido en las normas de vertimiento de zona costera”, manifiesta
Bacallao Expósito.
Materia orgánica, hidrocarburos, grasas,
aceites, residuos albañales llegan de forma directa o indirecta a las aguas de
la bahía, provenientes de áreas residenciales de la urbe y de industrias
cercanas a estos afluentes.
INDISCIPLINA: LA GOTA QUE LLENA LA COPA
El irrespeto a las regulaciones
urbanísticas y a las más elementales normas de convivencia contribuye a agravar
el panorama.
“Existe un resquebrajamiento de la
disciplina. Para edificar una casa la Dirección Municipal
de la Vivienda
exige la fabricación de una fosa maura, sistema de tratamiento de residuales a
menor escala que separa el componente sólido del líquido. Hoy la mayoría de las
personas, máximas responsables de sus depósitos, abren un hueco, lo sellan por
fuera y buscan una grieta por donde drene. Este orificio incorpora el residual
al manto freático y en el caso de la urbe yumurina va hacia el mar”, argumenta
Cabrera Jiménez.
En los repartos abundan las construcciones
de garajes, ampliaciones y corrales para la cría de animales encima de los registros,
lo que impide su saneamiento. “Además, muchas personas edificaron o levantaron
muros sobre sitios por donde corre el agua, provocando su atasco. Ello
determina que se haga necesario crear un pozo de infiltración para recoger el
líquido y todo lo que se estanca; en este proceso no existe tratamiento, se
realiza una inyección directa al manto freático”, analiza el subdelegado.
En la actualidad, resulta peligroso el
aumento de la cría porcina, cuyos corrales no cumplen los requisitos para el
tratamiento de residuales según el volumen de animales de que disponen.
En el caso de La Marina, señala el directivo
que se construyó encima del área del río, y el flujo del agua afecta a las
fosas. “Si sube la marea se llenan y si baja, a la inversa, es muy difícil evitar
la contaminación.
“Se hizo una inversión en 2009 porque
tenían una red hidráulica en pésimas condiciones, se emprendió la
rehabilitación y pusimos los metrocontadores”.
APUNTES FINALES
Un punto en contra que presenta la Atenas de Cuba radica en la
escasa cobertura de alcantarillado, que apenas alcanza un 13 por ciento. Solo
lo poseen los repartos Camilo Cienfuegos y el Armando Mestre.
Además, múltiples organismos influyen en el
proceso; si no trabajan con eficiencia y total colaboración será muy difícil
aportar soluciones integrales.
Dice la sabiduría popular: “agua que no has
de beber, déjala correr”; pero aquella que si se consumirá debe ser
estrictamente monitoreada y protegida, para que nunca sea un paso aventurado
llevarla a los labios.
Por Jessica Acevedo Alfonso y Yeilén Delgado Calvo
Fotos: Jessica Acevedo Alfonso
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