"Madre del alma, madre querida,
Porque mi alma, de amor henchida,
Aunque muy joven, nunca se olvida
De la que vida me hubo de dar.
Sutiles, tiernas, preocupadas, bellas... No
alcanzan las palabras para describirlas; sobra el amor para quererlas. Decía el
gran Honoré de Balzac que: “El corazón de una madre es un abismo en cuyo fondo
encontrarás siempre refugio y comprensión”.
Hoy en muchos países del mundo se agasajan a las madres, porque ellas representan sabiduría, amor y respeto.
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