Vive el matancero enamorado de sus puentes,
de la esbeltez que los distingue, de la poesía que evocan, de la magia que
imprimen al cotidiano hecho de andar sobre aguas. Casi al descuido se transitan
sin reparar, que entre concreto o acero permanecen ocultos casi tres siglos de
historia.
No por azar se escogió el 26 de septiembre
para conmemorar la dicha de poseer el más íntegro y valioso entramado
arquitectónico de los siglos XIX y XX en Cuba, fecha instituida en el año 2009,
al conmemorarse el aniversario 50 de la fundación del puente de
Bacunayagua.
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