jueves, 26 de septiembre de 2013

¿Estereotipando realidades?


Rumba, mulatas, ron y tabaco es para muchos foráneos la isla de Cuba, reducida a una imagen cultural que constantemente se mercantiliza de la Mayor de las Antillas. Un discurso estereotipado del país venden los medios de comunicación extranjeros, agencias de viajes, incluso cubanas, y grandes compañías comercializadoras, regidas por las leyes de oferta y demanda, y que muestran un desconocimiento de la realidad cubana. 
Obvian estos discursos valores distintivos de nuestra cultura, tradiciones, identidad e idiosincrasia que van más allá del establecimiento de cánones y solo muestran sectores marginados de la sociedad que no revelan la completa realidad del país.
Pero aunque los estereotipos culturales parecieran agudizarse más a la luz de la contemporaneidad, en Cuba estos tienen su origen en la colonia y en sus mecanismos de dominación y sobre los habitantes de la Isla. Surgieron a partir de valoraciones racistas y factores descontextualizados y reelaborados como arquetipos.
Cobraron auge los estereotipos satíricos del gallego, la mulata y el negrito que alcanzaron gran relevancia dentro del teatro bufo costumbrista. A ellos se unieron nuevos estereotipos surgidos durante la neocolonia, que estuvieron asociados a la corrupción imperante en este período. La proliferación de juegos y vicios, la comercialización por las compañías norteamericanas de los principales reglones económicos: el azúcar y el tabaco y sobre todo la práctica de la prostitución, acentuaron estos cánones.
Muchas veces se obvia en estos discursos mercantilistas que la identidad cubana se formó a partir de la mezcla de diferentes etnias que convergieron en la Isla y los aportes de las culturas aborigen, hispana, africana y china, conformando lo que denominara Don Fernando Ortiz “ajiaco criollo”.
El triunfo revolucionario del primero de enero de 1959, abrió un nuevo período de cambios que perfeccionaron el proyecto nacional y la cultura cubana. Estas modificaciones transformaron la visión de la Isla ante el mundo. Por primera vez Cuba fue libre de ataduras y se trató de liberarla de los patrones que prevalecían sobre su cultura.
Aun con avances sólidos en cuanto al desarrollo cultural en Cuba y con logros sobresaliente en la esfera internacional, todavía medios de comunicación como el cine promueven la divulgación de esquemas y valores que no se corresponden con la idiosincrasia nacional y constituyen una amenaza a la identidad cultural cubana.
Innegablemente, los estereotipos culturales reflejan prácticas y elementos que históricamente se han preservado en la cultura, pero no recogen toda la riqueza que define a una nación. Repensar ofertas comunicativas que defiendan mundialmente la identidad cubana es un reto. Propuestas que exalten nuestras  costumbres, tradiciones, lenguaje, valores y toda la variedad de elementos que conforman el patrimonio intangible de la Isla con un orgullo hacia lo propio.

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