Nereyda Hernández Pastrano ha dedicado su
vida a la
Meteorología. Desde los 17 años se enamoró de la ciencia y
cree que no renunciará a ella. Con casi un siglo de vida conoce el sacrificio
que implica mantenerse en vela para medir
las variables climatológicas, ni siquiera los más intensos huracanes han
podido desprenderla de la Estación Meteorológica de Jovellanos (EMJ), donde
se desempeña como jefa.
Junto a ella, en el apartado sitio, siete
trabajadores más laboran en la difícil misión de vigilar el comportamiento
climático, una labor cotidiana y de mucha paciencia, cuyo fruto a diario
recogen cuando cada día ante las pantallas del televisor o quizás por la radio
vemos o escuchamos el pronóstico del tiempo.
“Y es que detrás de Rubiera está presente un
ejército de rayos y truenos, sin el que
resultaría imposible realizar una valoración certera, porque todas las
estaciones a lo largo de la isla juegan un rol esencial en ello. Son un eslabón
vital dentro de la cadena que permite determinar la calidad del dato”, afirma
Milagros Alfonso Cabrera, especialista principal de la Red de Estaciones
Meteorológicas.
CALIENTE,
CALIENTE…
Desde el 2010, Matanzas forma parte
del Sistema de Diagnóstico de Radiación Solar para Cuba, proceso desarrollado
únicamente en el territorio yumurino por la EMJ. En Cuba existen además, cuatro estaciones
actinométricas, ubicadas en Casablanca, Sancti Spíritus, Nueva Gerona y
Camagüey.
La iniciativa implementada por el Grupo de Óptica Atmosférica de Camagüey se encamina a rescatar un considerable
volumen de información y digitalizarla para exponerla en tiempo real, como
parte de un servicio de diagnóstico de radiación solar, disponible en la página
web de la prestigiosa institución.
Sobre la inserción en el proyecto cuenta
Alfonso Cabrera: “hicimos un diagnóstico de radiación solar para la llanura
central de Matanzas y se logró introducir los resultados en una base de datos y
salieron publicaciones al respecto, el grupo de Camagüey se enteró y comenzamos
a trabajar en conjunto”.
Situada en una extensa llanura, sin
predominio de elevaciones significativas, los pronósticos emitidos por la EMJ poseen gran índice de
representatividad para el resto del territorio, de ahí que haya sido escogida
entre las siete unidades existentes en la provincia.
A tres años de haberse capacitado al personal
de la EMJ, hoy el
proyecto avanza sin contratiempos: “se hacen observaciones horarias diurnas, todos
los días excepto cuando hay lluvia o niebla, se introducen las estadísticas en
la computadora y con el sistema automatizado salen para la página oficial. Se
miden las radiaciones mediante el galvanómetro, piranómetro y actinómetro,
equipos empleados para esos fines. Antes los datos estaban inéditos, ahora
podemos hacer valoraciones a partir de ellos”, agrega Hernández Pastrano.
La estación se considera de tipo P dos porque
posee todos los componentes para medir los tres tipos de radiaciones: la
global, la difusa y la directa.
A
BUEN TIEMPO, COSECHA SEGURA
Y es que mediante la aplicación de la actinometría,
ciencia encargada del control de la
intensidad de las radiaciones luminosas, especialmente de las solares, puede
facilitarse la vida a más de una persona. Los indicadores son utilizados en
múltiples esferas, entre ellas los estudios médicos sobre la influencia de los
rayos en la piel, la instalación de paneles solares y en la producción
agrícola.
Sin embargo, en la provincia no son
aprovechados al máximo sus beneficios: “no somos visitados por muchas
instituciones, excepto por los tabacaleros, los compañeros que atienden sanidad
vegetal y los de la
Estación Provincial de Investigaciones de la Caña de Azúcar. Existen
productores particulares que se interesan en los pronósticos para asegurar la
productividad de sus plantaciones, pero los estatales no lo hacen con
frecuencia” explica Fidel Hernández Alonso, operador meteorológico.
“Otra cuestión se relaciona con los seguros
de los cultivos. Cuando viene algún evento meteorológico y tumba las flores o
se pierden las siembras, entonces los productores si acuden a la institución y
solicitan un certificado del fenómeno para que la empresa pague, sin embargo no
llegan hasta aquí para prever lo que pudiera pasar”, asegura Alfonso Cabrera.
En la
EMJ se brindan servicios de orientación sobre variables como
la nubosidad, la lluvia, las radiaciones y la humedad, las cuales inciden
directamente sobre los cultivos. También se ofrecen indicaciones sobre productos
biológicos que disminuyen el uso de los químicos, y afectan menos al medio
ambiente.
Y es que de eso se trata, de aprovechar las
bondades que nos proporciona la ciencia en pos de facilitar y garantizar la
utilización equilibrada de los recursos naturales en armonía con el medio que
nos rodea, lo cual contribuye en buena medida a revertir los daños que la
propia naturaleza nos causa.
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