Pudiera parecer insólito para muchos que a
varios siglos de inventado el jabón, haya quien desee proclamarse el hombre más
sucio del mundo. Lo cierto es que según reportes del sitio digital Theran
Times, Amou Haji, habitante de una aldea del sur de Irán, dice ser el mortal
más antihigiénico del planeta.
Desde hace 60 años, Haji no se baña, pues
considera que el acto de higienizar su cuerpo con agua, pudiera enfermarlo. En
la impúdica competencia, no recomendable para los seres humanos, ocupa la
segunda posición el indio Kailash Sing, quien lleva 38 años sin darse el lujo
de probar agua y jabón.
Para Haji ingerir alimentos limpios y beber
el líquido potable no constituye una opción. El sucio ser humano ocupa su
tiempo libre comiendo carne putrefacta de puerco espín, fumando en su pipa
heces de animales y durmiendo en un hueco en la tierra.
Con 80 años el complejo individuo, no padece
de ninguna enfermedad, cuando quiere verse bien utiliza los espejos de los
autos para el singular aseo y cuando necesita un corte de pelo, simplemente quema
sus cabellos. En la etapa invernal usa
un casco de guerra para protegerse del frío.
Contrario a lo que pudieran pensar estos
personajes, el aseo es un acto diario de limpieza que ayuda a mantener la
higiene, prevenir enfermedades provocadas por bacterias y otros
microorganismos. Además es una acción estimulante, desestresante y
regeneradora.
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