martes, 14 de enero de 2014

Para vivir en armonía...





Puede preciarse el matancero de contar entre sus reliquias con uno de los sitios naturales más sorprendentes de la geografía cubana: la Cueva de Bellamar. Un lugar donde la magia de caminar bajo tierra, unida a la magnificencia de sus cristales, la erigen como destino turístico de miles de visitantes todos los años.
La Gran Paleocaverna Bellamar es una compleja red de galerías, que acoge variadas formas cristalinas, compuestas por calcita y aragonito, que por su singularidad, la diferencian como única en el mundo. Su protección a largo plazo constituye uno de los requisitos exigidos para ser incluida dentro de la lista indicativa de sitios naturales considerados Patrimonio de la Humanidad. De ahí que se ejecuten las primeras diligencias para asegurar su conservación.
“Tenemos el gran compromiso de demostrar que su perdurabilidad  en el tiempo, porque se  sitúa al borde de una gran ciudad, en un espacio que va desde el centro turístico  hasta lo conocido como Fábrica de Cubos, aproximadamente. Nuestra iniciativa se basa en la Permacultura, experiencia implementada en Matanzas desde hace tres años”, explica Esteban Grau González Quevedo, delegado de la Fundación Antonio Núñez Jiménez en el territorio, institución que coordina el proyecto.
PERMACULTURA: AUTOSOSTENIBILIDAD
Introducida en Cuba hace casi una década, la Permacultura es un sistema sostenible que vincula armónicamente al hombre con el entorno, promoviendo el ahorro de los recursos naturales. Como una alternativa de autosostenibilidad y resguardo del daño ocasionado al área que coexiste en la superficie de la Cueva, nace Jardines de Bellamar, que comprende por el momento, a quienes residen en la zona de las comunidades La Alcancía y Bellamar.
“Creamos una cooperativa agropecuaria de personas que habitan sobre la Cueva, en la que se potencia el cambio de formas de vida, la incorporación de tecnología renovable como los molinos de viento, la energía solar, técnicas agrícolas de cultivo y otras acciones perdidas, que nos servirán para demostrar que a partir del mejoramiento humano podemos salvarla”, arguye Esteban.
El 2013 devino año fructífero para potenciar el vínculo con la comunidad. El desarrollo de talleres de introducción a la Permacultura y de planificación con las entidades de la provincia, fueron muestra de ello. Para el 2014 programan la impartición de otros cursos relacionados con las ecoconstrucciones y la energía solar, que incluye la confección de cocinas y hornos, con material desechable. 

NUEVAS FORMAS DE CONVIVIR
Para Grau González Quevedo los pasos iniciales ya están dados: “Hay propuestas de baños secos, de cerrar ciclo de agua, todas de beneficio comunitario que brindan las herramientas para proteger el medio ambiente. Reprodujimos el bosque original que existía por eso buscamos los árboles maderables más representativos”.
También disponen de un centro de documentación, una zona de administración y un laboratorio de manejo del agua, todo ello situado en La Casa de la Naturaleza, local ubicado en las inmediaciones del espacio recreativo, donde existía una granja de pollos.
“Hoy la Cueva puede protegerse, porque hay una voluntad política y todos los sectores sociales están de acuerdo, hemos sido apoyados por los factores del Consejo Popular y por el CITMA. En este empeño nos acompañan también representantes de la Unión Internacional de la Sociedad Espeleológica Italiana, de Francia,  Suiza y organizaciones que apoyan proyectos de desarrollo local”.
El resguardo del patrimonio natural constituye prioridad. La inserción de nuevas formas de vida, articulada al interés de  los habitantes, ha posibilitado que en breve tiempo la iniciativa fructificara. Sirva esta iniciativa como motor impulsor para continuar el fomento de novedosas alternativas en función de la preservación del entorno. 

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