Atrás quedaron los años de encierro, de no
ver la luz, de no sentir el aire. Como un sueño lejano y real quedó el dolor de
la reclusión que nunca pudo apagar sus voces y hoy las multiplica en pos de
continuar la batalla por tres hermanos de causa, espíritu y sacrificio que aun
padecen tras las rejas el duro golpe de la prisión.
Luego de tres lustros de brutal e injusta
encarcelación, René y Fernando ya están en Cuba. La frialdad de las rejas y el
silencio del hueco ya no pueden colarse en su interior, tampoco el daño
profundo que provoca la separación, mas sin embargo, permanece la nostalgia por
Ramón, Gerardo y Antonio, para quienes estas vivencias forman parte de su
cotidianidad.
Desde hace 15 años se les privó a estos
héroes de disfrutar de su familia, de compartir con sus amigos o de caminar y
sentir la brisa cálida proveniente del Mar Caribe. Se les despojó de vivir en
su país, por el solo hecho de proteger sus conquistas y principios, frutos de
más de medio siglo de Revolución.
Aun cuando el aislamiento caló en lo más
hondo, nunca faltó el calor de los cubanos, la mano amiga que levantó la flor,
la voz ardiente que cantó fuerte por la liberación; la epístola que recordó a
los héroes que cruzando el mar once millones de personas compartían su suerte y
apoyaban su causa.
Ejemplos de la rebeldía y patriotismo,
resistencia y lucha devienen estas muestras, convertidas en estandartes de
nuestro pueblo, que fiel al digno legado de sus antecesores insurrectos que no
dudaron en lanzarse a la lucha para romper los yugos de una metrópolis férrea,
se levantan nuevamente hoy para exigir su regreso.
Otra vez, como en tantas oportunidades, se ha
puesto a prueba el valor de nuestra gente. El clamor de la Isla ha acompañado
el corrompido proceso a que han sido sometidos los Cinco antiterroristas,
acusados por el sistema judicial estadounidense de espías. Nos ha tocado
combatir sin armas para acallar las campañas mediáticas financiadas por el
capitalismo hostil en pos de legitimar su versión de los hechos; la subversión
silenciosa que se camufla para confundir y los miles de planes orquestados y
pagados por los círculos de poder y el gobierno norteamericano en su
contra.
Ha sido obra de los Cinco defender un
proyecto social que sobrevive constantemente a agresiones externas, un bloqueo
hostil, intentos de desestabilización, golpes tácitos que pretenden desvirtuar
los logros de una Revolución que en lugar de retroceder, avanza, gracias a la
cohesión de su gente.
Ante las artimañas y engaños de jueces y
medios de prensa foráneos, se ha levantado
diáfana y contundente la voz de la verdad, surgida desde un rostro
infantil, una garganta obrera o moldeada en las manos ágiles del artista que toma cuerpo y aproxima el reclamo al lenguaje universal.
Desde la histórica jornada de las cintas amarillas hasta cada marcha, evento o
congreso en que se exige su regreso a la Patria, aparece la solidaridad, que
rebasa las fronteras de la Isla convirtiéndose en internacional.
Modelos espontáneos del cariño,
admiración y respaldo profesado por los cubanos que atraviesan 90 millas y
trascienden las recias verjas que los confinan para llevar un mensaje de
solidaridad y hermandad. Una misiva que les recuerdan que no están solos y que
todo un pueblo tiembla por la injusticia.
Ahora la lucha se fortalece con
René y Fernando, quienes se unen al grito y desde su propia experiencia aportan
ideas frescas para emprender una nueva etapa que permita a los norteamericanos
familiarizarse con el tan manipulado caso de los Cinco. Hoy más firmes que
nunca, con la estirpe guerrera que nos ha acompañado y las ideas bien claras
continuamos exigiendo que se haga justicia y sean liberados definitivamente.
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