domingo, 6 de octubre de 2013

Paternidad responsable: un nuevo enfoque de género

"En Cuba somos iguales ante la ley,
 pero tenemos una construcción
de género que nos hace muy desiguales”.
Julio César González Pagés

Maya tiene un año y ya ha comenzado a pronunciar sus primeras palabras. Aunque en ocasiones hay que desentrañar el misterio de alguna que no articula bien, los que la conocen siempre acuden a Manuel, su padre, quien como por arte de magia o quizás por el tiempo que pasan juntos, aclara el enigma del vocablo.

Para la niña el padre siempre ha estado ahí, desde los cinco meses, cuando Yaima, su mamá, tuvo la necesidad de incorporarse a las obligaciones laborales porque ella constituye el sostén económico de la familia. Entonces ambos decidieron que Manuel quedaría en casa cuidando de la pequeña,  bajo el amparo del Decreto Ley 234 de Maternidad de la Trabajadora, que respalda la licencia de paternidad. Y desde ese momento el amor de sus dos  progenitores no le ha faltado.

Como Manuel y Yaima, otros han sido los casos acogidos a la disposición, la cual concede a los padres cubanos la igualdad de derechos para obtener una licencia laboral y atender a sus hijos durante su primer año de vida. Una vez transcurrida las etapas de licencia posnatal y de lactancia materna, ambos progenitores pueden definir quien se ocupará de atender al menor durante el período.

Para muchos resulta contradictorio este tipo de disposiciones, añadiendo concepciones preestablecidas, retrógradas y machistas,  que conciben un modelo de familia en el que  la mujer constituye el ente responsable de la crianza de los hijos dentro de la sociedad y el hombre el único proveedor económico del hogar.

La paternidad aun no se imagina como parte de las actividades de los hombres, abarcando, en ocasiones este concepto, el sustento monetario de la familia y las relaciones con los hijos durante el tiempo libre.

Pero las leyes no son las encargadas de limar las asperezas que aún persisten dentro de la sociedad. Los prejuicios establecidos, la creación de estereotipos históricamente instituidos y el desconocimiento de las legislaciones vigentes, componen algunas de las causas fundamentales de la baja aceptación de esta norma jurídica dentro de algunas familias, según revelan estudios realizados en la provincia de Pinar del Río.

Tanto la maternidad como la paternidad son “construcciones socio culturales” que han sufrido modificaciones desde hace varias décadas, debido a temas económicos, pero también a la democratización y progreso de la sociedad, por los cuales las mujeres se insertan cada vez más en la agenda pública, aunque sin aislarse de los compromisos domésticos y familiares que les impiden, en ocasiones, desenvolverse en un contexto de igualdad.

Con la implementación de esta ley no se trata de despojar a las mujeres del cuidado de sus hijos, sino que se ofrecen nuevas posibilidades de igualdad social que permiten a las féminas delegar responsabilidades e incorporar desde otra perspectiva a los padres al cuidado de los hijos.

Pero no basta con el trabajo de los medios de comunicación masiva, ni el rol desempeñado por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) en la divulgación de estos mecanismos, falta que hombres y mujeres interioricen los beneficios que concibe la disposición jurídica, que más allá de procurar oportunidades, valoriza el papel de la paternidad responsable dentro de la sociedad.

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